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Voto de antonalva:
9
Thriller. Drama Mildred Hayes (Frances McDormand), una mujer de 50 años cuya hija adolescente ha sido violada y asesinada, decide iniciar por su cuenta una guerra contra la Policía de su pueblo, Ebbing, al considerar que no hacen lo suficiente para resolver el caso y que se haga justicia. Su primer paso será contratar unas vallas publicitarias denunciando la situación y señalando al jefe de policía, William Willoughby (Woody Harrelson), como ... [+]
14 de enero de 2018
151 de 194 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jodidamente inclasificable. Empezando por encontrar un título para esta reseña, tratar de resumir o de hallar un único denominador al conjunto de sugerencias, temas y circunstancias que rodean a esta cinta se vuelve una tarea titánica e insalvable por su riqueza de contenidos, por su variedad de derroteros que abarca, por su complejidad de evocaciones que sugiere, por su amplitud de miras y porque no resulta fácil resumir en pocas palabras la inagotable pluralidad de significados que va tocando a lo largo de su metraje. A primera vista parece una historia de venganza: el afán justiciero de una madre coraje que necesita a toda costa que se honre la memoria de su hija vejada, violada y asesinada. Pero tras esa áspera superficie de revancha y desquite late la culpa, bulle el yerro, quema la omisión y arde la responsabilidad por no haber protegido a lo más querido, ya por siempre perdido, deshonrado y humillado.

No hay buenos ni malos y eso lo complica todo. O, más bien, los supuestos buenos pecan de negligencia, abuso o arbitrariedad, los supuestos malos no son tan malvados como parecen y los culpables ni tan siquiera hacen acto de presencia. El vacío es el verdadero protagonista de la función, la ausencia de nuestros seres queridos, la dificultad de despedirse de lo que nos carcome, la imposibilidad de dejar atrás lo que nos corroe, la injusticia de querer ser justos en un mundo arbitrario y cruel, la imposibilidad de rematar una faena aunque en ello nos vaya la vida, la memoria, el recuerdo, el amor… Si hubiera respuestas sencillas ante problemas complejos todos saldríamos ganando, pero entonces no estaríamos en la realidad, sino en un mundo fabuloso de hadas y duendes, de encantamientos y leyendas que por desgracia nos es ajeno, extraño e inalcanzable.

Gracias a un guión original que roza la perfección (pergeñado por el propio director, Martin McDonagh) y a un reparto pletórico que encarna sin resquicios ni contemplaciones unos papeles ingratos, ambiguos, deleznables, atroces y egoístas, que abraza a tumba abierta la molesta confusión de la vida y de la muerte: El rostro granítico y desolado de Frances McDormand nos revuelve las entrañas y nos da pavor, la vulnerabilidad de Woody Harrelson nos desconsuela y abate, la garrulería primitiva y racista de Sam Rockwell nos impacta hasta alcanzar una inesperada compasión e indulgencia… Si pudiéramos ponerle coto a la vida no tendríamos que deambular por siempre perdidos y desfondados por las afueras, pero entonces no estaríamos asistiendo a la radiografía del desconsuelo y la futilidad.

Merece la pena dejarse abofetear durante este viaje pedregoso: la recompensa será una indeleble amargura, entre lo tragicómico y lo funesto. Un enigmático portento.
antonalva
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