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Voto de antonalva:
7
Aventuras. Drama Argelia, 1954. En medio del duro invierno, Daru (Viggo Mortensen), un profesor francés, acepta de mala gana escoltar a Mohamed (Reda Kateb), un hombre acusado de asesinato, a través de las montañas Atlas para que se enfrente a juicio. Perseguidos por hombres que reclaman la ley de la sangre y por colonos revanchistas, los dos hombres se rebelan. Juntos lucharán para recuperar la libertad. (FILMAFFINITY)
4 de octubre de 2015
53 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Argelia, lejos de todo pero de lleno en el devenir cotidiano e implacable del quehacer diario de sus heterogéneos habitantes. Un profesor de escuela, un ganadero, unos gendarmes franceses, unos rebeldes que buscan independizarse de la metrópoli, terroristas para unos, mártires para otros. Cada cual tiene una vida que en muchos casos no ha elegido, que le ha venido dada por accidente, atavismos, inclinación o por puro e insondable azar. Estar en un lugar y sentirse en casa no significa – para ciertos integristas ideológicos o religiosos – ser de eso lugar o tener derecho alguno a permanecer allí. Siempre hay algún chalado con ínfulas mesiánicas o con afán libertador (o liberticida) que pretende arrogarse la potestad de decidir cuáles son las esencias y necesidades de un pueblo, que tan sólo quiere vivir en paz.

Pocos personajes bastan para configurar un microcosmos desolador de las miserias y amarguras que provoca la guerra, la obstinada propensión de cierta gente a decidir quiénes son los buenos y quiénes los malos de cada lugar y momento, según sea la conveniencia circunstancial o las aspiraciones políticas de ellos mismos. Luego lo revisten con una bandera refulgente, con un eslogan oportuno u oportunista, con rancios linajes falaces y tradiciones obtusas u obsoletas que rescatan del baúl de los recuerdos imaginarios, urden necesidades inalienables que son privadas y egoísta pero las recubren de engañosos ropajes o andrajos comunitarios para justificar fracciones, enfrentamientos, martirios y muertes.

Nada nuevo hay bajo el sol, todo se ha visto ya muchas veces y los siglos están llenos de aquelarres y autos de fe que tan sólo han traído congoja, enemistad, hostilidad, destrucción y desventura. Esta modesta cinta francesa propone una metáfora muy pertinente sobre la obstinada pervivencia de lo peor del ser humano: su afán por crear identidades legendarias, alimentar diferencias irreconciliables, fomentar enfrentamientos contumaces, y enterrar todo entendimiento, cualquier pretensión ecuménica o intento de reconciliación. Nos muestra el éxito lamentable del clan gregario sobre cualquier virtud individual o personal, que borra amistades, fraternidades, camaraderías o buenos propósitos. Pero sin embargo deja un rayo de esperanza: el entendimiento es posible desde el corazón, cuando dos individuos honestos encuentran una forma de comunicarse más allá de los tópicos y las consignas.

Cinta austera, de ritmo pausado pero devastador, donde la mínima trama externa siembra un caudal de sugerencias e ideas íntimas y fértiles que por su universalidad conmueven lo más hondo y justo del alma. Calladamente lanza un grito de confianza y entendimiento, pero… ¿quién lo escuchará?
antonalva
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