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Voto de antonalva:
7
Drama Fiona Maye (Emma Thompson) es una prestigiosa jueza del Tribunal Superior de Londres especializada en derechos familiares que atraviesa por una grave crisis matrimonial. Cuando llega a sus manos el caso de Adan (Fionn Whitehead), un adolescente con leucemia que se niega a hacerse una transfusión de sangre al ser Testigo de Jehová, Fiona descubrirá sentimientos ocultos que desconocía, y luchará para que Adan entre en razón y sobreviva. (FILMAFFINITY) [+]
28 de noviembre de 2018
24 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aplicar, impasible, los preceptos legales no es siempre sinónimo de justicia. Sobre todo, cuando permanecemos abducidos por la urgencia de lo inmediato y persistimos en el hábito de lo prestigiado por el paso del tiempo y que sancionamos como inamovible y completado. Nada más falaz que creer que todo seguirá siendo siempre igual a lo que ya conocemos porque no conseguimos imaginar otra posibilidad. Cada caso particular merece ser tratado con mimo y dedicación, con la debida atención y cariño como si fuera único e irrepetible. Y en nuestra vida cotidiana deberíamos aplicar este mismo axioma: hoy nada es igual a cómo ayer lo fue, sino que está sometido a las mudanzas y alteraciones que el tiempo marca con su inexorable erosión y descuido. Creer cualquier otra cosa es mantenerse de espaldas a la realidad.

Una vez más, Ian McEwan nos propone, tanto en su novela original como en su guion adaptado, una historia en apariencia ordinaria que encubre abismos de desasosiego y ponzoña que van más allá de lo evidente. Por una parte, tenemos un matrimonio de mediana edad, sin hijos, entre un profesor universitario y una juez cuya relación parece resentirse de la corrosión del tiempo y el orgullo. Por otra parte, un caso judicial de extrema urgencia: unos tercos padres, Testigos de Jehová, que niegan a su hijo adolescente una transfusión para facilitar el tratamiento contra la leucemia que lo está postrando en su lecho de muerte. Pero ambas historias se acaban cruzando hasta converger en una única, en la que las certezas de la inconmovible magistrada se ven socavadas, al tiempo que entabla una ambigua relación con el menor hospitalizado, que – una vez repuesto – busca su tutela y guía.

Sin embargo, ante la pregunta: ¿de qué va todo? cabe decir que no es unívoca. La ambigüedad puede causar inquietud en aquellos que necesitan certezas y ser llevados de la mano para evitar el temor o la incertidumbre. Pero, en mi opinión, ésta es una de las virtudes de la cinta, que no antepone las posibles respuestas ante la intranquilidad que su desarrollo nos puede ocasionar. Como personas libres que somos, debemos enfrentarnos a la turbación que se nos abre durante el desarrollo de la trama, sin dejarnos condicionar ni por lo que sabemos ni por lo que estamos viendo. Deberemos sacar nuestras propias conclusiones – y si no nos atrevemos a aceptar el envite, es que somos huérfanos del libre albedrío que tan alto pregonamos como, en lo íntimo y callado, podemos lamentar. Si la vida fuera fácil, ¿qué mérito o provecho habría en transitarla?

Resaltar la excelente interpretación de Emma Thompson. Y quien sepa todas las respuestas que oposite a demiurgo.
antonalva
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