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Voto de antonalva:
6
Drama La Inglaterra rural de 1865. Katherine (Florence Pugh) vive angustiada por culpa de su matrimonio con un hombre amargado al que no quiere y que le dobla la edad, y de su fría y despiadada familia. Cuando se embarca en un apasionado idilio con un joven trabajador de la finca de su marido, en su interior se desata una fuerza tan poderosa que nada le impedirá intentar conseguir lo que desea. (FILMAFFINITY)
30 de abril de 2017
40 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta irritante visionar un relato de pasiones desbocadas y de lujuria irrefrenable tan encorsetado e inanimado como éste. Apela a la libertad de los sentidos, reivindica el amor y la espontaneidad individual pero sucumbe a la artificiosidad de postal ajada, se pierde entre vericuetos de la carne y una lascivia tan sin gracia ni frenesí que produce vergüenza ajena ver los coitos desaforados entre dos seres carentes de interés y sustancia, puro artificio fallero que pareciera más una cinta de adolescentes en celo que no una película seria con aspiraciones de trascendencia. Fondo y forma transitan sendas reñidas que no se entrecruzan jamás. La supuesta turbiedad libidinosa se queda en mero simulacro exánime, más atento a rematar los encuadres preciosistas que a desentrañar el meollo de la historia.

El punto de partida es interesante, pero apenas ofrece nada de lo que promete. La supuesta claustrofobia resulta tan impostada y falaz que apenas trasciende el decorado que la enmarca. Y los actores son incapaces de insuflar vida a unos personajes tan planos y tópicos que producen hartazgo y modorra en el espectador más predispuesto. No hay química alguna entre los supuestos amantes, sus cópulas lujuriosas resultan risibles y sus reacciones enloquecidas apenas alcanzan la banalidad más trillada. Son tracas de pólvora mojada sin erotismo ni sensualidad, más deshonestas que veraces, puro acartonamiento mañoso. Alberga buenas intenciones de denuncia (la sumisión de la mujer, el desprecio racista) pero se queda en un catálogo voluntarioso y fallido que tropieza a cada paso.

Carece de ritmo y armonía, las secuencias van encadenadas sin gracia ni expresividad, demasiado aisladas e inconexas, retablos brillantes e inanimados que se suceden sin una lógica o coherencia narrativa digna de tal nombre y no consiguen configurar una historia bien articulada. Pese a sus muchas carencias, también posee algunas virtudes: la vistosa recreación de la época victoriana en que se desarrolla la acción, la acertada representación de crueldades y desprecios hacia la mujer – aunque sea tu propia esposa o nuera – y hacia la servidumbre, una hermosa utilización de la luz y de las tinieblas tanto internas como externas, la ominosa sensación de desvalimiento y opresión carcelaria en la Inglaterra rural en que se desarrolla el libidinoso cuento nada ejemplar. Pero sus buenos hallazgos parciales son una carpintería afanosa que apenas exhala una simple corrección epidérmica.

En resumen: una decepción. Tanto más desilusionante en cuanto que pareciera contar con los mimbres adecuados para urdir un filme palpitante y conmovedor, pero se queda lejos de sus intenciones y no sobrepasa el tozudo cliché del cine pomposo que se jacta de su importancia en vez de abordar con más modestia y sencillez su cometido.
antonalva
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