Haz click aquí para copiar la URL
Voto de antonalva:
8
Thriller. Intriga Asger Holm, un oficial de policía, ha sido suspendido temporalmente de sus funciones y relegado a operador del servicio de emergencias. Durante su rutinario turno de noche, recibe la extraña llamada de una mujer aterrada. A pesar de su reacción de sorpresa, Asger se da cuenta de que la mujer al otro lado del teléfono ha sido secuestrada, y es entonces cuando comenzará la búsqueda. Recluido en su mesa en la centralita de emergencias, ... [+]
25 de noviembre de 2018
106 de 119 usuarios han encontrado esta crítica útil
O bien: ‘Dime de qué presumes y te diré de qué careces’. Ya lo dejó escrito el novelista decimonónico Alphonse Karr: ‘Todo hombre tiene tres variedades de carácter: el que realmente tiene; el que aparenta, y el que cree tener.’ Es decir, estamos ante una obra que, si bien parece que nos brinda la exploración de un personaje que se desvive por ayudar a los demás, en realidad nos ofrece la radiografía de un ser incapaz de ayudarse a sí mismo y vive atormentado por la culpabilidad y la frustración. Todo ello oculto tras el ropaje de un conciso thriller sobre el asfixiante rapto de una mujer por su exmarido maltratador. Y si ‘las apariencias engañan’, entonces debemos estar atentos para atar los cabos sueltos que se van desvelando ante nosotros porque, como dijo ya en el Renacimiento Nicolás Maquiavelo: ‘Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos’.

El título original, Den skyldige, nos anuncia: hay un culpable. Pero aún desconocemos a qué infractor se está aludiendo y deberemos aguardar el desarrollo de la acuciante trama para saber de qué va todo el embrollo, sin dejarnos confundir por la urgencia de lo inmediato y sin despistarnos, porque los prejuicios son cegadores… Y ‘quién esté libre de pecado, que tire la primera piedra’. Una llamada nocturna al servicio de emergencias 112 desencadena la intriga. Y otra llamada – no sabremos nunca a quién e ignoraremos su contenido – la cierra. Entre ambos hitos se despliega la vertiginosa crónica de un secuestro. Nunca veremos a la víctima ni a su verdugo, ya que permanecerán en un angustioso fuera de campo visual, del que tan solo nos llegarán palabras de congoja. Y serán las distintas voces que escuchamos las que hagan avanzar la acción hasta su desenlace.

Decir que el debutante director y coguionista hace trampas (u oculta información) es no darse cuenta de que estamos asistiendo a la dolorosa toma de conciencia y expiación de un crimen, que, como es habitual, permanecerá invisible a nuestros ojos. Porque, si somos avispados, se nos proponen dos relatos: el aparente y el real. El imaginado y el oculto. Queriendo resolver, contrarreloj, un apremiante crimen que se nos dice que se ha producido nos hace olvidar lo que con diáfana claridad estamos viendo: a un arisco y chulesco policía extralimitándose en sus atribuciones, embravecido por sus ansias de demostrar que sabe más que los demás y que es el único capaz de ayudar a la perjudicada. Asumiremos sus interpretaciones y desearemos que logre su vindicación.

Pero la verdadera historia permanece en todo momento perfectamente visible al espectador. Un único protagonista y una amarga agonía: la autopsia de una mentira.
antonalva
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow