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Voto de antonalva:
8
Drama Película sobre la ex primera dama estadounidense Jacqueline Kennedy (Portman), centrada en los días inmediatamente posteriores al asesinato de su marido John F. Kennedy en Dallas, el 22 de noviembre del año 1963. (FILMAFFINITY)
18 de febrero de 2017
47 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
La devastación del duelo. Cuando destruyen tu mundo, aniquilan tu presente e invalidan tu futuro… se limitan y restringen las alternativas disponibles para poder mantenerse en pie y salir adelante. No estamos ante una biografía convencional ni ante una exploración pormenorizada del carácter de un personaje, sino ante el retrato de una tragedia y las consecuencias que provoca en la protagonista, acostumbrada a ser comparsa decorativa e insustancial y que por su voluntad y empeño inquebrantables se propone – hasta llegar a conseguirlo –convertirse en heroína de su desgracia y efigie del dolor para toda una nación. Busca llenar su asolado vacío existencial y para ello utiliza la única arma de la que dispone y que sabe manejar con destreza: la imagen. Su propia imagen convertida en la quintaesencia de la desdicha y el desconsuelo, haciéndose así un hueco en la memoria emocional de un pueblo y labrándose un lugar donde cobijarse y resurgir fortalecida.

Jacqueline Lee Bouvier (1929-1994), luego conocida – tras sus dos célebres matrimonios – como Jackie Kennedy y Jackie Kennedy Onassis, fue una mujer de clase acomodada, elegante, estilosa y desgraciada que supo encarar los sinsabores de la vida con aplomo y acierto gracias a su educación, cultura, intuición y presencia de ánimo. Su principal labor fue la de ser esposa abnegada y decorativa, en la época previa al movimiento de liberación de la mujer (que reclamaría para sí mismas ser apreciadas y consideradas por sí solas y no por ser la esposa ejemplar del hombre de turno). Ella supo trascender su limitado rol preestablecido y convertirse en un icono incontestable de la segunda mitad del siglo XX. Sería demasiado fácil ningunearla, pero es de justicia reconocer que consiguió ser un punto de referencia social imperecedero.

El guión es un rompecabezas muy bien trabado, con continuos saltos en el tiempo, sin por ello perder de vista lo esencial de la historia que se propone relatar: de cómo una mujer deshecha consigue sacar fuerza de flaquezas y erigirse triunfante sobre la adversidad hasta devenir en representación de toda una época, de un momento y de una circunstancia que dejó huérfanos y extraviados a toda una generación, marcando así el fin de un sueño y el comienzo de una leyenda. También presenta las nunca fáciles ni diáfanas relaciones familiares, sociales, políticas y emocionales de todos los involucrados con una agudeza y nitidez sobrecogedoras, sin disimulos ni concesiones, sin embellecimientos ni descargos. Y además cuenta con una Natalie Portman subyugante y cautivadora, que roza la perfección con su voz, lenguaje corporal y figura.

Pablo Larraín ha urdido una película inesperada, que cortocircuita el deseo morboso y cotilla del espectador para ofrecernos un estudio de la creación iconográfica de un mito. Meritoria e inquietante.
antonalva
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