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Voto de antonalva:
6
Drama Un accidente marca y distancia a una madre (Jennifer Connelly) y a un hijo (Cillian Murphy). Ella llega a ser una famosa artista; él, un peculiar cetrero que vive marcado por una doble ausencia. Una joven periodista (Mélanie Laurent) propicia un encuentro entre ambos, que los lleva a plantearse la posibilidad de entender el sentido de la vida y del arte a pesar de las incertidumbres. (FILMAFFINITY)
31 de enero de 2015
24 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
El sentido de la vida – ¿Qué hacemos aquí? ¿Para qué venimos? – y el sentido de la enfermedad – ¿Por qué yo o mi hijo o para qué el sufrimiento? – no parecen contenidos muy propicios o ligeros con los que condimentar una película comercial al uso. Quizás esto es lo más llamativo de todo, nos encontramos con una cinta que parece remar a contracorriente, sin concesiones, ni facilidades, singular en cualquier caso, en búsqueda constante de un norte y un rumbo que no acaba de encontrar o transmitir.

Se agradece que la cinta transite caminos poco habituales y hasta arriesgados, que no se haga previsible en casi ningún momento, que revele poco a poco su trama como con coquetería y pudor, que no imponga ideas preconcebidas o fuerce respuestas deslumbrantes o alambicadas, que sencillamente deje que los acontecimientos fluyan y vayamos comprobando que la suma de los días y de los acontecimientos no siempre nos permite vislumbrar nítidamente el contorno de un rostro o de una historia reconocible. Se respira libertad y transmite libertad – que no debe confundirse con liberación, ya que todos sus protagonistas son esclavos de unas pulsiones no siempre bien encauzadas.

Quizás haya demasiado salto temporal entre las dos historias que narra – entonces, hace veinte años, y ahora, la inexorable consecuencia de aquellos acontecimientos. Este ir y venir pendular a veces se agradece y otras veces fatiga y resulta un recurso demasiado fácil para un guión que sin lugar a dudas tiene algo que contarnos y mucho que decirnos, pero parece que no encuentra siempre el tono y el ritmo adecuados, perdiéndose en meandros y disquisiciones que no están siempre a la altura de sus buenos y complejos propósitos.

Es innegable que el punto fuerte de la película es el reparto, todos ellos acertados y con un toque de verdad que dignifica la cinta en su conjunto. Destaca sobre todo Jennifer Connelly que está en un momento dulce de su carrera, tanto física como artísticamente, bien secundada por Cillian Murphy en el papel menos agradecido y más atormentado de todos. Merecen destacarse también a la parisina Mélanie Laurent y a la madrileña Oona Chaplin. Pero quizás al final prevalezca cierta dispersión y falta de garra que si bien no lastran el balance global, si dejan cierto poso de insatisfacción. Podría haber sido mejor pero se queda en interesante ejercicio voluntarioso.
antonalva
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