Doy por hecho que pese a que su director sea un firme defensor de "lo vegano", en esta historia su postura gastronómica no sea más que una excusa argumental para una película y, no defiende en serio, algunas ideas que comparten los personajes. Y ya no lo digo solo por mi amor a la carne como alimento; sino con la esperanza de no ser un día perseguida por una pseudo secta surrealista que pudiera aparecer aleccionada por esta cinta...

Entrando en materia. La película empieza bien. Tiene su presentación adecuada de contexto y personajes y, su intriga inicial. Pero... todo eso se acaba, por desgracia, demasiado rápido.

El personaje malvado o justiciero (según lo que te guste comer y los motivos por los que comes o no carne...) se convierte, poco a poco, en un friky ridículo hasta que al final, remata buscándose a su propio Robin (aunque se agradece que a este hombre no le hayan puesto unas mallas ni, ornamento definitorio alguno). Quizás sea un "homenaje" a la Matanza de Texas, no sé pero, hombre... da cierto pudor.

Si la idea es que el mensaje sea una deformación cómica, cachonda y surrealista del veganismo, puede que no sea entendido ni alabado por los veganos ni por los omnívoros. Por evidentes razones.

Si lo que pretendía era hacer una buena horror movie, el aparallaje cómico lastra demasiado la posibilidad de inquietar lo más mínimo.

Cierto es que hay unas cuantas secuencias gore que, están rodadas con bastante éxito en cuanto a calidad y efecto pero... no es suficiente para decir que es una buena película. Demasiadas zonas comunes previsibles y frustrantes, como es costumbre, para nuestra desgracia, en el 90% de las películas de género. Es obvio que ningún vegano considera lo mostrado como justicia icónica y loable (espero...) por lo que no voy a detenerme en hacerme la ofendida como carnívora ni a defender el comer carne o no comerla. Eso no es lo importante para comentar lo que me ha parecido, que es... una más con algún momentillo pasable o incluso bueno y, nada más. Se queda en medio de la nada. Ni terror, ni humor, ni intriga que se sostenga.