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Voto de Quatermain80:
8
Drama. Romance Inglaterra, principios del siglo XX. Los señores Maudsley, de la alta sociedad inglesa, han invitado a Leo, un compañero de clase de su hijo a pasar unos días de vacaciones con ellos. El recién llegado será utilizado por la hermana de su amigo para enviar cartas a su amante. (FILMAFFINITY)
26 de junio de 2010
22 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente obra del emigrante forzoso Joseph Losey, que alcanza aquí su mejor nivel, abordando una historia acerca del fin de la inocencia infantíl, el clasismo de la Inglaterra eduardiana y los complejos mecanismos de la memoria.

El interés del argumento, sus múltiples lecturas, resultado de la brillantez del guión de Pinter, la excepcional fotografía (que aporta una luminosidad bellísima) y la perfecta adecuación de las localizaciones y el vestuario bastarían para certificar la excelencia del filme. Si a ello añadimos las magníficas interpretaciones, tanto de los actores principales como de los secundarios, no haremos sino abundar en tal impresión. Sin embargo, existe otra razón que pesa enormemente en la admiración que me provoca la película, y es la estructura narrativa, original y brillante.

Cuando comienza el filme, y aparecen los títulos, vemos de fondo un cristal mojado por la lluvia, que deja entrever una luz mortecina, propia de un día lluvioso y oscuro; no obstante, esa luz va aclarándose, ganando en intensidad, y da paso a un plano general en el que se ve la casa solariega en un día radiante de verano mientras la voz en off del protagonista inicia la narración, que ya es recuerdo. Cuando unos quince minutos después, narrada ya la llegada a la casa y presentados los personajes, se rompe la continuidad narrativa para mostrar a un hombre parado junto a un coche a la entrada de una casa, en un atardecer lluvioso y oscuro, el espectador se da cuenta de que este plano es la continuación lógica del inicial, que el cristal mojado era la ventanilla del coche, y que la luz creciente que se filtraba a través del mismo no era sino la luz de una memoria recuperada, de un recuerdo revivido. Esto es pura magia, talento verdadero, más aún cuando constatamos que la justificación de esta estructura tiene un motivo, y que el mismo es consecuente con lo que se narra acerca de la historia pasada.

Esta aguda y compleja forma de abordar la narración es un ejemplo de la cuidada planificación que aplicaba Losey a sus obras más inspiradas, en las que brilla su realización elegante, con planos muy bien compuestos y una acertada elección de los puntos de vista y de los ángulos. En el presente caso tales virtudes se ven realzadas por la ya anteriormente elogiada fotografía, a cargo de Gerry Fisher. En definitiva, una hermosa película, de obligada visión.
Quatermain80
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