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Voto de Quatermain80:
6
Intriga Dominique Auphal, un brillante diplomático francés es trasladado a Luxemburgo, donde para los Servicios Secretos, que lo tienen bajo vigilancia, pasa a ser un dossier más: el dossier 51. En adelante, su vida privada será minuciosamente observada y cada uno de sus gestos, analizado y comentado. Una historia de espionaje con pequeñas dosis de humor sarcástico. (FILMAFFINITY)
4 de septiembre de 2010
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada sabía de la existencia de esta película francesa, por lo que ha sido la mera casualidad la que me ha llevado a verla, experiencia que en conjunto me ha parecido más interesante que placentera por diversos motivos que seguidamente expondré.

El filme cuenta una investigación (realizada por una anónima agencia especializada) acerca de un diplomático de quien se precisa obtener información de toda índole (personal, profesional, sentimental, etc) con el fin de ejercer un control efectivo sobre su persona y actividades. Así pues, el desarrollo narrativo parte de esa profunda encuesta que una multitud de agentes va elaborando acerca del diplomático y sus allegados, empleados, antiguas amistades y relaciones, etc. Tal proceso se produce con absoluta frialdad y eficiencia, de modo que la intimidad del investigado es completamente revelada, mientras que las motivaciones y sentimientos de los investigadores permanecen voluntariamente ignorados; así, los mencionados agentes aparecen como simples engranajes de una maquinaria profesional y organizada, que cumple su misión inexorablemente.

Pero sin duda, lo más llamativo de la película es el estilo adoptado por el director, que opta por un punto de vista basado en una focalización subjetiva estricta (¡toma ya!), esto es, que un personaje se convierte al tiempo en narrador, de tal modo que nosotros, los espectadores, vemos exclusivamente lo que él ve, ocupando la cámara el lugar de sus ojos. Así, la totalidad de la cinta está rodada con cámara subjetiva, lo que no implica que los ojos a través de los cuales vemos sean siempre los mismos, sino que cambiamos de personajes-narradores, de mirada, sin que el punto de vista deje de ser plenamente subjetivo. Esta opción es menos original de lo que cabe suponer, pues ya en los años cuarenta, y dentro del género negro, se había ensayado ("La dama del lago", Robert Montgomery). A pesar de que conlleva un notable mérito lograr que la cámara se mueva eficientemente, que no se pierda la continuidad narrativa, y que, como es el caso, se reduzca al mínimo la inestabilidad de la imagen, en mi opinión el abuso de este estilo es poco recomendable. Y es que al eliminar la separación entre los personajes y las imágenes, la narración se ve despojada de dramatismo, de la tensión que naturalmente surge de la confrontación de distintos puntos de vista. Es por eso que todo resulta tan frío, tan burocrático, y aunque este es el objetivo del director, opino que llevarlo hasta sus últimas consecuencias provoca que el filme sea excesivamente pesado y que pierda interés por momentos.

Por lo tanto, una película interesante, con una apuesta formal distinta a lo que habitualmente solemos ver, y que más allá de apreciaciones personales acerca de la idoneidad del estilo adoptado, resulta recomendable.
(Acaba en spolier sin revelar detalles)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Quatermain80
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