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Voto de Quatermain80:
7
Drama. Bélico En el invierno de 1942 durante la ocupación nazi de Rusia en la Segunda Guerra Mundial, los guerrilleros partisanos, dirigidos por Ivan Lokotkov, han capturado a un soldado alemán. Lazarev, les cuenta que él era un sargento en el ejército rojo antes de ser obligado por los nazis a servir a Alemania, pero muchos de sus captores quieren ejecutarle. El teniente Erofeyich, más comprensivo, quiere conseguir recuperar a Lazarev para la lucha. ... [+]
13 de febrero de 2016
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera película que veo de este director soviético, sin duda mucho menos conocido que otros compañeros generacionales, circunstancia en parte debida a la escasa distribución que tuvieron sus filmes, por lo general poco complacientes con la línea oficial que marcaba el partido comunista.

“Control en los caminos” pertenece al género bélico, pero muestra suficientes claroscuros y ambigüedades -especialmente en el tratamiento de sus personajes principales- como para trascender los clichés habituales de este tipo de historias. Así, el argumento, que se centra en un grupo de partisanos, no es la consabida loa al heroísmo y certidumbre sin límites de los combatientes, sino que abunda con particular empeño en las pequeñas y grandes miserias de la guerra, plasmadas a través de unos personajes que en nada se ajustan a la versión clásica del héroe. Sin ir más lejos, el protagonista, Lazarev, es un traidor “repescado” por los partisanos, concitando la desconfianza y el desprecio de todos, con la excepción del oficial Lokotkov, otro personaje que se sale del marco habitual, caracterizado por su ironía y escepticismo. Es llamativo el contraste que representa el otro oficial, Petushkov, quien viene a ser una caricatura del personaje clásico que el cine soviético “oficialista” establecía como heroico, siempre seguro en sus juicios, con una moral diáfana y disposición al sacrificio patriótico.

Además de este tratamiento heterodoxo de los personajes, la película refleja las penalidades y precariedades características del frente oriental, que fue el verdaderamente decisivo en la Segunda Guerra Mundial, y sin duda, el que mayor sufrimiento humano vivió. El comienzo del filme, con esa peculiar incineración de patatas, u otros fragmentos –sobre todo los que muestran la desesperación de la población civil-, ilustran eficazmente esta realidad, también sugerida por las actitudes y opiniones de los partisanos. El guión acierta plenamente en la construcción de los personajes principales antes mencionados, resultando Lokotkov el más atractivo, y también logra buenos momentos humorísticos (como ocurre al principio, a propósito de una vaca, o con algunas situaciones entre los partisanos: chistes, situaciones jocosas, etc.), pero adolece de algún que otro problema de continuidad narrativa (algunas situaciones o subtramas se interrumpen bruscamente, sin solución de continuidad).

Rodada en blanco y negro, con eficaz fotografía que realza la crudeza del invierno, cuenta con una buena puesta en escena y algunas secuencias de acción apreciables, destacando la que utiliza el recurso de una mira telescópica para hacer uso de la cámara subjetiva, consecuentemente complementada con las malévolas reflexiones en voz alta del francotirador. Las interpretaciones son correctas, destacando las de los dos protagonistas, Bykov, que hace entrañable a su personaje (Lokotkov), siempre un punto cínico e irónico, y Zamankiy, que sabe aportar a Lazarev el poso trágico y la pesadumbre requeridos.

Al parecer, la película, realizada en 1971, no pudo estrenarse en la URSS hasta 1986, esto es, ya en plena Perestroika, circunstancia muy ilustrativa de lo incómoda que resultaba, y del evidente peligro que corre todo aquél que se atreva a cuestionar los mitos heroicos en los que frecuentemente se sustentan las tradiciones y la Historia.
Quatermain80
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