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Voto de Quatermain80:
7
Cine negro. Drama. Intriga Tras caer su auto a un río, las autoridades buscan infructuosamente el cadáver de Deborah Chandler Clark (Ida Lupino)... pero, ella -que ha sobrevivido- va a contarnos lo acontecido el día de su boda y su larga fuga para impedir que su marido, Selden Clark (Stephen McNally), la saque del camino para quedarse con la empresa de su padre. (FILMAFFINITY)
15 de febrero de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película eficaz y francamente entretenida que tal vez tiende a ser subestimada por la escasa originalidad de su argumento central, que nos propone una historia en la que una atractiva heredera es perseguida por su reciente esposo, que ansía quedarse con su fábrica, crímenes mediante.

A diferencia de otras películas precedentes de similar trama, como podrían ser “Sospecha”, de Hitchcock, o las dos versiones de “Gaslight” (Dickinson y Cukor), en el presente filme en seguida conocemos las intenciones de Selden, por lo que en vez de privilegiarse la intriga o la ambigüedad –que sí estaban presentes en los títulos antes mencionados- se opta por dar más importancia al drama, centrándose en la angustia de Deborah, y al thriller, cuyas señas de identidad se hacen evidentes tanto al principio como al final de la cinta. Si el enfoque melodramático funciona, ello se debe principalmente a la excelente interpretación de Ida Lupino, actriz experta en este tipo de papeles que bordean la fina línea entre el drama y el género negro, y en los que casi nunca tiene suerte con los hombres, al menos en sus primeras opciones. La intérprete logra transmitir en todo momento la angustia e inquietud que convienen a su personaje, encarnación del bien amenazado. Como era de esperar, dada la época, la desvalida protagonista precisa de un “salvador”, y ése es Keith, noble y bienintencionado, interpretado por un correcto Duff. A la pareja de buenos se opone otra de villanos, con un frío e impasible Selden (tal vez demasiado impasiblemente encarnado por McNally), y una suerte de mujer fatal (más bien mala a secas, aceptablemente interpretada por la debutante Peggy Dow).

La estructura narrativa es convencional salvo por el comienzo, con una secuencia inicial que se nos muestra durante los títulos de crédito y que da paso a un flashback introducido por la voz en off de la protagonista, consiguiendo, cuando menos, cierto impacto en el espectador, si bien no del todo bien aprovechado después. Correctamente realizada, con escaso protagonismo de la música y poco afán de lucimiento formal, destacaría la secuencia en la que Deborah y Keith se ven envueltos en una enorme fiesta en un hotel en el que se celebra una convención. Es un acertado y divertido contrapunto a la inquietud y angustia que predominan en la película, y que reaparecen precisamente a continuación, con la secuencia de la escalera (introducida con un característico pero bello plano cenital). En cuanto al tramo final, se caracteriza por retomar la tensión inicial adoptando soluciones propias del thriller y del género negro, como las secuencias ambientadas en la fábrica (se hicieron muy frecuentes en películas de género a raíz de su acertada utilización en el clásico “White Heat”, de Raoul Walsh), en las que la fotografía juega dramáticamente con el claroscuro.

En conjunto, y más allá de sus lugares comunes y de alguna que otra inconsistencia, una buena película que no defrauda las expectativas de los aficionados a estos géneros.
Quatermain80
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