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Voto de Quatermain80:
7
Serie de TV. Intriga Serie de TV de 11 episodios (1986-1988). Continuación de la serie "Las aventuras de Sherlock Holmes", en la que Jeremy Brett encarna al brillante detective, y Edward Hardwicke debuta como el nuevo doctor Watson. Entre los casos clásicos destaca "La casa deshabitada", "El ritual de los Musgrave" o "Los planes del Bruce-Partington". (FILMAFFINITY)
18 de marzo de 2010
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es indudable que de todos los personajes creados por la literatura, Sherlock Holmes, el genial detective creado por Sir Arthur Conan Doyle hacia 1886/87, ocupa un puesto de honor dada su fama y universalidad, circunstancia que ha provocado frecuentes adaptaciones de sus aventuras al cine, si bien con diversa fortuna. En muchas ocasiones el cine y la televisión se han servido del personaje incluyéndolo en historias extrañas al mismo, valga como ejemplo la última película que le ha dedicado Guy Ritchie, que más allá de sus virtudes, altera profundamente las líneas básicas de los argumentos holmesianos.

Por el contrario, la serie que aquí se comenta, continuación de una primera entrega realizada dos años antes, contituye un ejemplo de fidelidad a los relatos originales y de amor y respeto por el personaje y su época, la Inglaterra victoriana y eduardiana. En esta ambiciosa producción todo está cuidado al máximo; los guiones, adaptados de los relatos originales, son ágiles y fieles al espíritu que sabía imprimir Doyle a sus narraciones. Las interpretaciones presentan un buen nivel, con Jeremy Brett componiendo un Holmes algo teatral, opción que resulta adecuada, puesto que el personaje lo era también. Está muy bien secundado por Edward Hardwicke, que sustituye, interpretando a Watson, a David Burke, con óptimos resultados. Igualmente destacable es la labor de muchos secundarios y extras. Formalmente, la calidad de la serie es cinematográfica, con planos muy estudiados y a veces con afán de estilo, siendo destacables algunos travellings, así como la la fotografía, muy atenta en la recreación de la iluminación de la época.

Alguien escribió una vez, recordando sus lecturas juveniles de Holmes, que los desayunos en Baker street, tan bien descritos por Conan Doyle, aún le provocaban hambre. Esa misma sensación, generadora de un placer sentimental, es la que experimenta todo espectador que habiendo leído los relatos originales encuentra en esta serie aquellos aspectos o matices que le resultan familiares: la babucha persa llena de tabaco, la jeringuilla hipodérmica, las iniciales VR grabadas a tiros en la pared, el retrato del general Gordon, los instrumentos químicos, y tantas otras cosas, que conforman el particular universo del 221 b de Baker street.
Continúa en spoiler, sin revelar detalles.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Quatermain80
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