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Voto de Quatermain80:
8
Drama Estados Unidos, años 30. En plena Depresión económica, John y Mary, una pareja joven que vive abrumada por las deudas y el desempleo, abandona la ciudad y se establece en una granja abandonada. A pesar de la inexperiencia de John, deciden explotarla. Y este proyecto se hará realidad a medida que vayan llegando a la finca personas de los más diversos oficios que huyen de la miseria urbana. El resultado es la creación de una cooperativa ... [+]
20 de octubre de 2010
24 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un momento en este filme en el que sus dos protagonistas, arrodillados junto a un sembrado, contemplan el milagro de la vida, encarnado en un pequeño brote, vacilante aún, enormemente frágil, pero que condensa en su todavía pequeña realidad la enorme grandeza y esperanza que generan los esfuerzos colectivos.

Esa breve secuencia recoge mejor que cualquier reflexión mía el espíritu de esta película, realizada por un audaz Vidor, que una vez más persigue plasmar grandes ideas y ambiciones humanas en sus filmes, como ya ocurrió en "The Crowd" y ocurrirá en "El manantial". En su día, y aún en el marco de la Depresión, la cinta no pudo librarse de las consabidas acusaciones de ser un panfleto comunista, y para su realización Vidor tuvo que "volar solo", trabajando al margen de los grandes estudios y recurriendo a actores no profesionales.

En realidad, el conjunto de ideas que condensa el filme bebe principalmente de raíces cristianas, pero no de las oficiales, que siempre han estado al lado del poder y el dinero, sino de aquéllos grupos o sectores que desde tiempos muy antiguos defendieron la idea de la comunión de bienes y la solidaridad humana. En tal sentido, la película está más próxima a las ideas de algunos revolucionarios cristianos ingleses del siglo XVII (los "Levellers"), y de las utopías planteadas por Tomás Moro o John Milton, que del comunismo moderno. No obstante, como el objeto de crítica es la sociedad capitalista, insolidaria y egoísta, el filme puede ser apadrinado desde ambas perspectivas. De hecho, en un momento de la cinta, los cooperantes se declaran herederos de las ideas de los pioneros, apunte del todo pertinente, puesto que muchos de ellos fueron disidentes religiosos y políticos que defendían una nueva organización social, similar a la aquí puesta en práctica.

Rodada con la habitual maestría de un clásico americano como Vidor, la película fluye de manera tan natural y esperada como las aguas de ese canal que, fruto de un esfuerzo colectivo maravillosamente plasmado (casi coreografiado), lleva las aguas hasta los campos, logrando un clímax impresionante. La única pega que se puede poner al desarrollo de la historia es la inclusión de algún personaje innecesario, como Sally, circunstancia que el propio realizador reconoció a posteriori. Por lo demás, destacar el magnífico guión, del que se encargó nada menos que Joseph Leo Mankiewicz, otro clásico del cine estadounidense.

Ciertamente este es un filme de la Depresión, pero va más allá de la coyuntura histórica concreta, para defender ideas que han existido, bajo una u otra fórmula, desde el principio de la vida en sociedad. Películas como esta nos animan, aún hoy, a seguir maravillándonos ante esos pequeños brotes de esperanza, verdaderos frutos de lo mejor que hay en nosotros, los hombres.
Quatermain80
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