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Voto de Quatermain80:
6
Drama. Intriga Cuando un magnate industrial se entera de que le quedan pocos meses de vida, toma decisiones para hundir su empresa y con ella a todos sus consejeros. (FILMAFFINITY)
12 de abril de 2012
21 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Julio Coll, responsable de la notable "Distrito Quinto" y de guiones como el de "Apartado de Correos 1001", películas representativas del mejor cine negro español, abordaba en esta ocasión un singular argumento que cabe calificar como drama empresarial, toda vez que, más allá de algunas subtramas -la enfermedad terminal del empresario o la atracción de César por la hija del primero-, el objeto de la película es describir y criticar la descarnada lucha por el poder que se entabla en una gran empresa industrial.

El mismo título y los créditos iniciales subrayan la metáfora que equipara a estos grandes accionistas y directivos con las aves carroñeras, dispuestas a todo con tal de lograr el éxito; la subtrama relativa a la enfermedad de Carlos, el presidente, que de forma bastante truculenta aunque ingenua, sugiere que es capaz de sacrificar una vida ajena con tal de salvar la propia, lo identifican también como "cuervo", mientras que César, su secretario, es el único personaje que parece seguir motivaciones éticas, aunque pronto descubrirá que para conseguir sus objetivos deberá adoptar métodos tan sucios como los que deplora. Se aprecia también, sobre todo en la secuencia de la fiesta, una crítica a los hijos de esa clase empresarial -también encarnada por la hija de Carlos- que viven despreocupadamente, exhibiendo un desinterés total por los demás y por la realidad que les rodea.

Resultan también interesantes las alusiones a las prácticas médicas irregulares e inmorales, casualmente ejemplificadas por médicos alemanes, que se refieren de manera explícita a los terribles experimentos desarrollados por los nazis durante la segunda guerra mundial; teniendo en cuenta que varios de estos personajes pasaron por España en su huida tras la derrota, la mención resulta pertinente, aunque sirva principalmente para subrayar la inhumanidad y egoísmo de Carlos.

Correctamente rodada, destaca la secuencia inicial, muy simbólica y que identifica rápidamente a quienes se califica de "cuervos", y también la que nos muestra la primera visita de Carlos a la clínica ilegal, localizada en una casa elegante aunque destartalada, custodiada por perros que no paran de ladrar a los intrusos (recuerda vagamente la casa del enloquecido doctor de "Ojos sin rostro", de Franju); igualmente notables son la secuencia de la operación, que juega hábilmente con los múltiples puntos de vista (alternancia de ángulos), y la puesta en escena del último Consejo de Administración, que es el punto culminante del filme, cuando las cartas se ponen sobre la mesa.

Por lo demás el guión es correcto, aunque con situaciones un poco forzadas o exageradas que devalúan un tanto el conjunto, y las interpretaciones eficaces, destacando los dos protagonistas, George Rigaud como Carlos, y Arturo Fernández como César, quien demuestra una vez más lo buen actor que era, y lo poco que hemos podido disfrutarle después en similares empeños.
Quatermain80
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