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Voto de Quatermain80:
8
Drama Durante la Segunda Guerra Mundial Lacombe, un joven campesino cuyo padre está prisionero en Alemania y cuya madre se acuesta con su jefe, intenta ingresar en la Resistencia. Rechazado por el cabecilla local, ingresa por azar en la policía alemana. Con una capacidad asombrosa para amoldarse a lo que su nuevo puesto le exige, su vida cambia cuando se enamora de France, la hija de un sastre judío. (FILMAFFINITY)
17 de mayo de 2010
28 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primer acercamiento de Louis Malle al tema de la Francia ocupada y el colaboracionismo, que luego culminaría con "Adiós muchachos", en mi opinión su mejor obra.

Lacombe Lucien es un joven campesino cuyo padre está preso de los alemanes y cuya madre ha establecido relaciones sentimentales con otro hombre; su vida es vulgar, marcada por cierto desamparo fruto de la ausencia de la figura paterna, pero el carácter del muchacho se revela cruel y afanoso por ejercer poder. Alguien escribió una vez que todo poder es una violencia ejercida sobre los otros, y es precisamente la predisposición humana a ejercerlo la realidad que pone al descubierto el proceso histórico de la ocupación. En él, gentes aparentemente sencillas ven al alcance de sus manos la posibilidad de vengarse de sus vecinos, de enriquecerse a su costa, o simplemente de humillarlos. Lucien no es distinto; al principio se contenta con maltratar animales (el pájaro, los conejos), pero pronto encontrará un medio mejor de ejercer el poder de la mano de la policía alemana. En su seno va a buscar un referente a seguir, así como un sentimiento de pertenencia y un vehículo de promoción personal, motivaciones que se verán paulatinamente truncadas por su relación amorosa con una joven judía. Tan sólo ese amor (otra emoción o necesidad puramente humana) le empujará a traicionar a los traidores.

El filme tiene numerosas virtudes, comenzando por un buen guión y una excelsa fotografía tanto en interiores como en exteriores. La dirección artística logra una eficaz ambientación y recreación de la época, factor que resulta reforzado por la elección de la música, con abundantes temas de guitarra del genial Django Reinhardt. Malle filma con parsimonia, sin apresuramientos, atento a los silencios y los rostros, consiguiendo un rigor estético casi documental.

El fenómeno colaboracionista siempre ha resultado muy difícil de asumir para Francia, que tras la guerra se esforzó en crear el mito de que toda la sociedad ocupada era "resistente"; de ahí que a Malle le llovieran críticas desde todos los sectores sociales y sensibilidades ideológicas por este frío y descarnado acercamiento a una realidad menos heroica, y por eso mismo, más cierta. De hecho, ante las reacciones desatadas, Malle decidió emigrar durante un tiempo, concretamente a los EE UU, por lo que desde "El Unicornio" (1975) hasta "Adiós muchachos" (1987) no volvió a dirigir en Francia. No obstante, resulta irónico que su vuelta tuviese lugar de la mano de una película que volvía a abordar los mismos temas; Malle no había encontrado motivos para traicionarse a si mismo.
Quatermain80
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