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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
7
Romance. Drama Basada en la única novela de Emily Brontë. Lúgubre relato sobre el amor frustrado, la rivalidad entre hermanos y la venganza. Un hacendado procedente de los desolados páramos de Yorkshire, estando de visita en Liverpool, se encuentra en la calle con un muchacho indigente llamado Heathcliff y decide adoptarlo y llevarlo consigo a su mansión. Pronto se establece una relación amorosa de carácter obsesivo entre Heathcliff y Catherine, la ... [+]
31 de marzo de 2012
19 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seguir los pasos de la adaptación clásica es la labor de un cine tan tradicional como caduco en nuestros tiempos, tan plano ya como el papel donde se imprimió tanta pasión contenida y evaporada en tinta. La propuesta cinematográfica de Andrea Arnold por plasmar el clásico inmortal de Emily Brontë parte de pasos dobles y miradas. Los pasos que guían al protagonista y punto de vista de la indestructible, pasional y trágica historia de amor. Esos pasos que siguen a su amor fijándose en la cabellera de su amada y, al mismo tiempo, hermanastra. Pasos que desencadena el montaje para incrustar la cabellera de un caballo como conductor pasional (y animal). Pasos tormentosos como si nos convirtiéramos en sombras de su protagonista. Pasos que son seguidos, finalmente, por los nuestros desde el detenimiento de las butacas. El paisaje delimita las emociones y el personaje enmarca la acción del relato. Esa narración parte de Heathcliff como espectador de la vida de los demás, convirtiéndose en un fantasma condenado a perdurar en esos pasajes (y paisajes) borrascosos. De esta manera la directora llega al germen de la historia original para darle una dimensión mayor e inaudita.

Andrea Arnold se confiesa como una declarada enemiga de las adaptaciones literarias por tratarse de diferentes lenguajes. Obviamente en su “Cumbres borrascosas” le imprime un carácter puramente visual para remarcar su condición cinematográfica. Pero también añade ese componente de brutalidad sobre el personaje principal y los motivos por los cuales comete sus actos, algunos vengativos, otros aborrecibles. Que Heathcliff sea de color le añade una nueva dimensión y fondo. Puede, incluso, ser vista como un alegato en contra de la esclavitud física pero también mental y emocional. Su alma queda encadenada junto a su amor que yace en esos paisajes y en la que ambos están condenados. La muerte de animales en primeros planos le otorga, además, una superficie trágica a los recovecos de ese silencioso protagonista que se funde con la fiera naturaleza que le rodea.

El fango parece dotar de credibilidad y sentido metafórico al clan y tragedia. De esas cumbres borrascosas y áridas repletas de barro a esos paisajes verdes y arbolados con una mansión más luminosa. Heathcliff y Catherine se convierten en animales salvajes que intentan ser domesticados por una sociedad que no puede comprender ni tolerar su amor. Esa cadencia de primerísimos planos y detalles emocionales desencadena en una pura turbulencia extrasensorial. Para muchos, será excesiva… pero, para otros, todo un acierto que encaja perfectamente en el cine contemporáneo. En unos cánones donde las adaptaciones son réplicas simplemente reformuladas para que sean encarnadas por actores y actrices de moda. Simple niebla vaporosa olvidable, borrosa y pasajera. Andrea Arnold se ha atrevido a crear la niebla más profunda y cortante, para traspasarla sabiendo que detrás de ella puede estar el más peligroso de los acantilados.
Maldito Bastardo
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