No es tan mala como la pintan. Puedo citar de carrerilla cien películas peores de acción, sci-fi o terror que “El cazador de sueños” y ninguna sería anterior a 1990.
Tal vez bastantes personas no perdonen a Kasdan que se venda en una película comercial de encargo. Es cierto que es una nueva pésima adaptación de Stephen King, que tiene diálogos infumables, momentos bochornosos (la pistola teléfono se encumbra en el top 1) y que el espectáculo de acción es tan rutinario como mediocre.

La película hace aguas, pocos pueden defenderla. Pero he encontrado pequeños detalles en el montaje como el uso de las olvidadas cortinillas y sobre todo el original don de uno de los protagonistas para almacenar minuciosamente sus recuerdos.

Los que quieran ver una película de terror, nieve y alienígenas que revisen “La cosa” de Carpenter.