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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
7
Drama Ambientada en Marruecos, Túnez, México y Japón. Armados con un Winchester, dos muchachos marroquíes salen en busca del rebaño de cabras de la familia. En medio del silencio del desierto, deciden probar el rifle, sin conocer el alcance de la bala. En un instante, entran en colisión las vidas de cuatro grupos de personas que viven en tres continentes distintos. (FILMAFFINITY)
26 de diciembre de 2006
107 de 160 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Amores perros” estaba más que bien. Alejandro González Iñárritu sorprendió con uno de los mejores filmes de esta década entrecruzando tres historias mediante un hecho trágico.
“21 gramos” por el contrario daba parte de razón a sus detractores, que lo consideran parte del cine megalómano que no mira mas allá de su ombligo. Aunque contenía unas magnificas interpretaciones, el guión de Guillermo Arriaga funcionaba a base de fragmentar un “culebrón” a corazón abierto, que linealmente no llamaría en exceso la atención, y en dotar de excesivas taras a los personajes para abultar el drama (la mujer que ha perdido a sus hijos se convierte en drogadicta). De todos modos era una recomendable e interesante película.

“Babel” supone la confirmación y el cierre de un tríptico sobre las relaciones humanas expuestas ya en sus anteriores obras. Unas historias entrelazadas que se han expandido. De ser algo meramente local (“Amores perros”) a un plano global donde se conjugan diferentes idiomas en distintas localizaciones centradas sobre un mismo eje.
También puede recordar al inicio de “El señor de la guerra”. Si en los títulos de crédito iniciales Andrew Niccol nos mostraba la vida de una bala, Iñárritu muestra la historia de un rifle y sus consecuencias en forma de cuatro historias paralelas en lugares totalmente alejados entre sí.

Ese es su gran acierto. El mensaje y el buen cine que desprende “Babel” el otro.
Aunque tal vez la historia de Japón sea la que menos aporte al conjunto. Se centra en la relación entre una sordomuda y su padre y aunque enlaza con las otras historias de manera algo “forzada”, funciona a la perfección como episodio independiente, con alardes de montaje y juegos sonoros que me dejan fascinado.

Así que este cine, al que algunos colocan la etiqueta de “megalómano”, me emociona y me toca la fibra sensible. Iñárritu no sólo lo consigue con lo que podrían ser cuatro estupendas películas, también con su bello final, cuando la última pieza de un dominó que ha aumentado hasta límites enfermizos de intensidad se detiene y cierra una cuasiperfecta jugada.

Una de las películas que recordaremos del 2006.
Maldito Bastardo
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