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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
3
Comedia. Fantástico. Terror Dos parados (Mario Casas y Hugo Silva) cometen un atraco y huyen perseguidos por la policía (Pepón Nieto y Secun de la Rosa) y por la ex mujer de uno de ellos (Macarena Gómez). Así, se adentran en los bosques impenetrables de Navarra y caen en las garras de una horda de mujeres enloquecidas que se alimentan de carne humana. (FILMAFFINITY)
5 de octubre de 2013
93 de 128 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si una de las últimas películas que ha hecho Álex de la Iglesia le gusta a la 'bruja' de Carlos Boyero… ¡CORRE, HUYE Y NO PARES! Y es que el director de “El día de la bestia” y de la injustamente infravalorada “Muertos de risa” confirma nuevamente que no levanta cabeza desde “La comunidad”. En esta ocasión —y tras el descalabro narrativo y pésima ejecución de una buena idea y alegoría en “Balada triste de trompeta”— ha recurrido a Jorge Guerricaechevarría para comedir a protuberante su ombligo y hacer algo… ¿cien veces peor? Puedo aceptar su arranque —pese a que viva de rentas pasadas y contenga una cantidad de ideas descerebradas en todo el pastiche unidas con su autocomplacencia habitual (aquello que llaman otros estilo) y algo tan digerible como un bocata de escombros— como una revisión castiza de “Abierto hasta el amanecer”. Incluso puedo deglutir que haya fichado al casting de “Los hombres de Paco” aprovechando el tirón de picores uterinos que puedan provocar Hugo Silva y Mario Casas en taquilla para rentabilizar el asunto. Es más, hay hallazgos visuales, homenajes y aspectos interesantes —entre un catálogo de tróspidez, vergüenza ajena y una enciclopedia de absurdos— en la presentación de esa troupe de sorguiñas vascas adoradoras de una divinity parida de la mitología vasca. Pero no puedo tolerar que con todos los elementos que poseía Álex de la Iglesia haya dinamitado un explosivo comienzo para narrar un cúmulo de sinsentidos que llevan a unos de los desenlaces más estúpidos y desastrosos que se puedan concebir en la actualidad. Sí, estoy en mi momento Boyero del día y enterrado boca-abajo mientras escribo esta crítica…

No entiendo qué quiere contarnos el director de “800 balas”: ¿La crónica de la fuga de cerebros que está sufriendo España por la crisis siguiendo el ejemplo y palabras de Yola Berrocal? ¿Comparar nuestro país en la actualidad con el franquismo y la huida y éxodo republicano a Francia con el oro que la crisis robó para obtener la salvación (y pasarse por el forro los tratados de extradición)? ¿La crónica del machismo aplacada por el brutal feminismo? ¿Dar un nuevo catálogo de chistes y referencias a los misóginos del tipo «Eres más bruja que Carmen Maura en “Las brujas de Zugarramurdi”»? ¿La superación de un traumático suceso que padeció Álex de la Iglesia en Badajoz? ¿Qué la España negra todavía existe gracias a gente como Iker Jiménez y José Luis Moreno? ¿Qué Carolina Bang —esa gran actriz que tiene trabajo porque su novio es director— debería tener unas clases de interpretación de alguien con más registros como… Sonia Monroy? ¿Qué desea constatar el odio (a muerte) sobre Bob Esponja? ¿O tal vez ansía ser el ejemplo para las escuelas de cine… como sucesión de fallos de raccord y lagunas argumentales?

Como no entendí nada de mitad de la película en adelante y el final me pareció un desparrame repleto de hastío y vergüenza ajena (<Boyero’s quote>) me metí en forocoches para ver si allí la explicaban (todavía no está en Yahoo! Answers, ¡listillos!) y hallé la mejor respuesta:

«Es la típica película que sabes que es una ‘fruta mielda’ y si vas a verla, se confirma.»

Efectivamente “Las brujas de Zugarramurdi” es una ‘fruta mielda’ y no por ser española o estar subvencionada y esas cosas dignas de bruja que se dicen por allí. Es mala de 'cojons' porque no es ni una frikada ni una comedia delirante de terror ni el aquelarre que necesitaba la sesión golfa ni el ritual cinematográfico para traernos de vuelta al director de “El día de la bestia”. Muchos se quedarán con las ideas transgresoras y genialidades antropófagas eyaculadas, que empapan un conjunto folclórico-punk, y que utiliza todos los trucos para mantener el interés sobre el estiramiento ortopédico de una premisa que se le va de las manos. Que si pongo a la parienta a rellenar la cuota de secuencias sexuales y restriegues varios para ver si se calienta el personal, que si meto a Santiago Segura y Carlos Areces para que el público me ría la gracia y que, en definitiva y resumen, si acabo porque acabo y porque ya tocaba aunque me pase la lógica por el forro y le meta la escoba por el orto al espectador que neuronalmente siga vivo ante semejante catálogo de desastres.

Por mucha chispa y magia que pueda tener el arranque al final todo acaba en dos velas negras… ¡Las dos velas negras que acabo de ponerte, Álex de la Iglesia por toda esta 'frutaflollez i basofia'! ¡Devuervemé er’ dinero! ¡Devuervemélo!
Maldito Bastardo
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