Haz click aquí para copiar la URL
Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
7
Intriga. Thriller Años 70, en plena guerra fría. El fracaso de una misión especial en Hungría provoca un cambio en la cúpula de los servicios secretos británicos. Uno de los defenestrados es el agente George Smiley. Sin embargo, cuando ya se había hecho a la idea de retirarse, le encargan una nueva misión: se sospecha que hay un “topo” infiltrado en la cúpula del Servicio y sólo alguien de fuera puede averiguar quién es. Con la ayuda de otros agentes ... [+]
23 de diciembre de 2011
159 de 202 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un personaje como George Smiley, al que Carré confirió el absoluto protagonismo de una serie de novelas, es presentado desde el silencio, la pausa, la imagen y una secuencia nos puede dar señales de su comportamiento: una abeja que se encuentra en el interior de un coche y perturba al resto de pasajeros es ‘invitada’ por un imperturbable Smiley gentilmente a abandonar el vehículo. Esa concisión en dar protagonismo a un personaje que apenas habla y cuya inquebrantable paciencia se convierte en su principal virtud nos podía colocar en la sintonía de ese ‘escorpión’ que protagoniza “Drive”. Pero pese a que tanto Alfredson como Winding Refn parecen querer construir un cine netamente posmoderno sobre cimientos cinematográficos pasados no existen en “El topo” apenas golpes de efecto. Sí aparece una completa percepción del ritmo, montaje, puesta en escena y personajes como una partida de ajedrez directamente con el espectador aunque algunos confundirán lo frío con lo inteligente, real y coherente.

El director de “Déjame entrar” no se ha ceñido a un thriller tradicional de espías con dosis de suspense y romance que hagan erigir la figura del clásico James Bond sino que ha preparado una historia de anti-acción donde la psicología y las palabras aplastan cualquier mínimo y contado disparo que pueda surgir. “El topo” se acerca notablemente al noir elegante con un pletórico, conciso, silencioso e impasible Gary Oldman poniéndose en la piel de un personaje que ya interpretó Alec Guinness. Lo hace con una puesta en escena basada en cristales que nos muestran una verdad visible pero que no podemos palpar. Tal vez esa ubicación sea colocarnos tras las propias lentes de las gafas de Smiley desde donde debe hallar la verdad. El montaje se permite evitar partes informativas y los flashbacks están integrados para perturbar y engañar tal vez al espectador más despistado. Y es que Alfredson ha decidido confiar en la inteligencia de su público para que se introduzca de lleno en una historia de agentes dobles, villanos nacidos del pasado, secretos mortales, intereses y conspiraciones globales en la nueva forma de hacer la guerra que cambió el curso de nuestra historia. Por haber, hay incluso varias historias de amor y todos los elementos propios del género pero tanto su utilización como (des)orden impuesto por el cineasta hace malo aquello de que el orden de los factores no altera el producto.

“El topo” es todo aquello que no pudo ser “El buen pastor” de Robert De Niro. Establece en la memoria y la percepción del recuerdo una manera de supervivencia para su protagonista. Realmente es el cineasta quién habla en esas imágenes: debemos entender el pasado para poder sobrevivir y afrontar el futuro. Si es necesario cambiar de gafas de pasta gruesa, como hace el propio Smiley, posiblemente ayude a ver mejor una realidad oculta que no es visible a los ojos de todos. Pura cuestión de retina cinematográfica.
Maldito Bastardo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow