Una de esas películas que son mucho más de lo que aparentan ser. Pues, si bien en un principio puede resultar una comedia algo näif, en el meridiano del film cobra un dramatismo sin precedentes. Por otra parte, las coreografías de lucha son de lo mejorcito que he visto en mucho tiempo, tan solo igualables por otras cintas de Jackie Chan, Gordon Liu o Donnie Yen, y que para la época no solo no estaban nada mal, sino que a día de hoy cuesta encontrar semejantes proezas de dinamismo y perfección, de esas con las que uno se deleita, divierte, ríe y estremece al mismo tiempo, incluso después de haberlas visionado incontables veces. Para mí, uno de los mejores trabajos de Samo Hung tanto en su faceta de actor como de director.