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Drama
Harry (Jared Leto) y su madre (Ellen Burstyn) tienen sueños muy distintos: ella está permanentemente a dieta esperando el día en que pueda participar en su concurso televisivo preferido; la ambición de Harry y su novia Marion (Jennifer Connelly) es hacerse ricos vendiendo droga y utilizar las ganancias para abrir un negocio propio, pero nunca tienen el dinero suficiente para ello. A pesar de todo, Harry y Marion no se resignan y harán ... [+]
29 de abril de 2008
72 de 131 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ideológicamente más cercana a los publicistas de la FAD (Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, ya saben...) y a los think tanks neocon que a otra cosa, este Réquiem por el cine (y por el sentido común en general) no tiene por dónde cogerse.
Su planteamiento estético y moral es perverso: con el fin de escarmentar al espectador (no sabemos por qué) acerca de los diabólicos poderes de la adicción y sus más que terroríficas consecuencias, se eligen unas situaciones a cada cual más rocambolesca, cruel, retorcida, improbable y/o maniquea. Y no se crean que el director se mantiene a distancia (por no hablar de elegancia) para plantear esos tirabuzones del argumento, no. Estira, subraya y remarca todo lo que puede, con un montaje de todo a un euro, los momentos más lóbregos que su propio guión alcanza.
En cuanto a la tan traída y llevada banda sonora... Así, a bote pronto, se me pueden ocurrir unas dos o trescientas partituras a muchísima distancia.
Poco más se puede decir de un engendro de semejante catadura.
Su planteamiento estético y moral es perverso: con el fin de escarmentar al espectador (no sabemos por qué) acerca de los diabólicos poderes de la adicción y sus más que terroríficas consecuencias, se eligen unas situaciones a cada cual más rocambolesca, cruel, retorcida, improbable y/o maniquea. Y no se crean que el director se mantiene a distancia (por no hablar de elegancia) para plantear esos tirabuzones del argumento, no. Estira, subraya y remarca todo lo que puede, con un montaje de todo a un euro, los momentos más lóbregos que su propio guión alcanza.
En cuanto a la tan traída y llevada banda sonora... Así, a bote pronto, se me pueden ocurrir unas dos o trescientas partituras a muchísima distancia.
Poco más se puede decir de un engendro de semejante catadura.