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España España · Oviedo
Voto de Gould:
9
Drama. Romance. Bélico Segunda Guerra Mundial (1939-1945). El doctor Lee Johnson se alista en el cuerpo médico del ejército, movido más por el sentido del deber que por un sentimiento patriótico. El primer día, conoce a una atractiva enfermera con la que, al principio, no se lleva bien, pero con la que acaba teniendo una aventura. Pero Lee se siente culpable de traicionar a su esposa, que vive esperando su regreso. (FILMAFFINITY)
28 de abril de 2018
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gran director Mervyn Leroy supo adaptar su talento a los modos y narrativas que se fueron sucediendo en Hollywood, con una producción fulgurante y áspera en los años treinta –y, de paso, un ramillete de obras maestras del cine negro y de denuncia-, alcanzando la plenitud en los años 40 y manteniéndose con gran dignidad durante los años 50 mediante excelentes melodramas, completando una carrera bastante desconocida pero jalonada de abundantes obras notables y varias obras maestras, iniciada en las postrimerías del sonoro.

Me chiflan los melodramas hiperromáticos de Mervyn Leroy, uno de los menos reconocidos maestros del cine clásico, epidérmicamente despachado con miopía por la reductora y estéril critica de los años sesenta y al que aún conviene reivindicar con convicción y energía –anoten otra obra maestra: “Random Harvest” (1942) con Ronald Corman y Greer Garson-. Aquí nos presenta una magnifica historia desarrollada en el cuerpo médico durante la segunda guerra mundial, con producción –y eso ya era una garantía- del también director Sidney Franklin, otrora mano derecha del genial productor Irving Thalberg, y un gran guion de Sidney Kingsley, basado en una obra de teatro original de Paul Osborn.

Leroy lleva con gran sensibilidad y enorme habilidad narrativa esta romántica historia, a ratos emocionante, a ratos nostálgica, del aprendizaje y toma de conciencia del acomodado Doctor Lee Johnson (Clark Gable), en una historia de amor y guerra, de compromiso y sentimientos, mostrando con enorme realismo el ambiente de los soldados, su nostalgia y heroicidad, así como el admirable y agotador trabajo de los doctores y enfermeras de campaña en la retaguardia, en paralelo al progresivo enamoramiento entre los protagonistas, médico y enfermera, que comparten tantas horas de trabajo.

La película disfruta de un fabuloso trabajo de actores: Clark Gable posee un indiscutible magnetismo en pantalla y Lana Turner –¿cuándo reivindicaremos a esta actriz como una de las grandes? -, encasillada años después en papeles de mujer madura y distante de belleza gélida, realiza aquí un milagroso trabajo, junto a Anne Baxter, un poco desdibujada como fiel esposa junto al agradable pero algo incoloro John Hodiak.

Además cuenta con algunas escenas, tal vez no demasiado originales pero destacadas: la divertida escena del baño en las ruinas del templo romano, la escena del beso -claro homenaje a “Lo que el viento se llevó”, protagonizada por Gable diez años antes, o toda la parte final de la película, admirable en su contención, en la que el vuelve a casa tras la guerra, distante y completamente ajeno, dignas de un Ozu o un Naruse por su contención y pureza.

Casi casi una obra maestra.
Gould
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