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España España · Oviedo
Voto de Gould:
5
Comedia. Drama Sam, un ladrón de obras de arte, después de robar un cuadro en una iglesia italiana, planea hacer una copia para engañar a sus socios y vender por su cuenta el original. Para pintar la copia elige a Anna, una guapa e inocente artista con la que se casa. (FILMAFFINITY)
23 de abril de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Richard Brooks dirige la segunda película de su fructífera carrera como guionista, director y productor, con un impersonal thriller que sigue todos los estilemas del género negro de ambientes exóticos -se desarrolla fundamentalmente en Cartago, en Túnez- y personajes algo excéntricos. La película bebe en parte de modelos como “El halcón maltés” -macguffin incluido, allí una estatuilla, aquí un cuadro- pero también nos recuerda, en parte, a alguna de las excelentes aportaciones al género de Jean Negulesco, como “Tres extraños” (1946). A la película solo le falta, de hecho, que Sidney Greenstreet y Peter Lorre aparezcan por una esquina para completar el codificado y manido modelo.

Stewart Granger es un ladrón de cuadros que da un golpe en un museo de Palermo robando una pintura religiosa y escapa a Túnez donde hace creer a quien le contrató para realizar el robo que la pintura se ha perdido en el incendio del barco.

La película, de una intrascendencia plenamente disfrutable e inofensiva, mil veces vista, cuenta entre sus mayores atractivos –además del protagonismo del siempre correcto Granger- con la presencia de la –no puedo usar otro adjetivo, ustedes me disculparán -angelical Pier Angeli, plena de inocente expresividad junto a un George Sanders en uno de sus habituales papeles de cínico educado, aderezado todo por la atractiva música de Miklos Rozsa en una digna pero nada memorable producción de Pandro S. Berman.

Simplemente para completar los primeros pasitos de la filmografía de un director mayor.
Gould
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