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Voto de Archilupo:
8
Drama "Ghost Dog" (Whitaker) es un asesino a sueldo de Nueva York, un hombre de actitud tranquila en su vida diaria que se rige bajo el código de honor de los antiguos samuráis. (FILMAFFINITY)
5 de julio de 2009
117 de 126 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Una película de gángsteres y asunto negro, múltiples asesinatos y ajustes de cuentas mafiosos, en la que el mundo criminal está representado por una cuadrilla de italoamericanos bastante entrados en años?
Su cuartel es como un asilo de jubilados. El casero les abronca por adeudar unos meses y todos callan, cohibidos. Juegan a las cartas y ven películas de dibujos, absortos. Es una fijación. El capo y su familia, así como los lugartenientes y guardaespaldas, ven a todas horas dibujos animados, apasionadamente. En el coche, en el dormitorio, en el portátil, en diversos monitores repartidos por los salones… Félix el Gato, el Pájaro Loco, los de Hanna y Barbera, escenas de golpizas, tiroteos, cacharrazos.

¿Una película de samuráis protagonizada por un negro obeso que camina pesadamente? Vive en una azotea rodeado de palomas mensajeras. No corre por paredes y techos ni hace acrobacias ni volatines. Lee a fondo el código samurái y lo practica muy aplicado. En vez de katanas maneja pistolas, con eficiencia que va más allá de lo profesional. Entregado al estudio de los textos magistrales, carece de amigos y vida social. Bueno, es amigo de un heladero parlanchín de cuya cháchara en francés no entiende una palabra.

Podría parecer un film ridículo. Pero no lo es. Al contrario.

Jarmusch convierte todo lo ambiental y genérico en accesorio: lo desmonta. El mundo consiste en absurdo y sinsentido, está repleto de fantasmagoría.
Así lo contempla Ghost Dog cuando conduce. Introduce ritualmente un disco rapero y con el párpado izquierdo desplomado sobre el ojo contempla a un lado y otro ese mundo espectral que atraviesa firme, trazando sin vacilación el camino del guerrero hacia la muerte. En el camino de Ghost Dog los pájaros aparecen a menudo, como indicadores, y también uno de esos perros con cara de persona.
Ese camino, dice Jarmusch, es espiritual. Lo demás es tratado con la peculiar sorna del autor, y con lirismo y parsimonia no menos característicos. Prepara el terreno para la gran intervención de Whitaker, quien más que un personaje crea un estado de ánimo: el desapego.
Archilupo
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