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España España · Barcelona
Voto de laTrieste:
8
Acción. Thriller. Drama. Romance. Musical En medio de un panorama de desenfreno y rocanrol, la banda de los Moteros terroristas, capitaneada por el vicioso Raven Shaddock (Willem Dafoe), secuestra a la diva de la canción Ellen Aim (Diane Lane). Su única esperanza es ser rescatada por unos héroes atípicos: el cazafortunas Tom Cody (Michael Paré) y su ayudante McCoy (Amy Madigan). Ambos, ayudados por el mánager de Ellen (Rick Moranis), se adentran en un mundo de coches calientes ... [+]
16 de abril de 2016
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La década de los 80 fue una de las más interesantes en términos creativos para el cine comercial americano. Durante este período surgieron los primeros capítulos de sagas que marcaron un antes y un después en la historia del cine: Regreso al futuro, Indiana Jones, Terminator, Robocop, Pesadilla en Elm Street, Jungla de cristal… sin olvidar la llegada de secuelas de Star Wars y Alien o de obras maestras como Blade Runner o El precio del poder.

Del mismo modo no podemos pasar por alto que en 1984 se estrenó Calles de fuego, otra obra de culto, tal vez un peldaño por debajo de las anteriormente citadas en cuanto a impacto en la cultura popular pero que también merece aparecer en los listados de lo mejor de los 80.

Trabajo de encargo para Universal del siempre interesante Walter Hill (The Driver, The Warriors), esta fábula de rock ‘n’roll (tal y como es presentada en los títulos de crédito) nos traslada a “otro lugar y otro tiempo” a ritmo de rock, romanticismo y acción típica de los 80.

Ellen Aim (claro homenaje a Helena de Troya) es una estrella del rock a la que el malvado Raven (un Dafoe intenso) y su banda de moteros macarras secuestran durante uno de sus conciertos. Ninguno de los asistentes puede evitar el rapto, así que Reva, una de las fans de Ellen, decide enviar una carta a su hermano Tom (Michael carapalo Paré), ex soldado y ex novio de Ellen para que vuelva a la ciudad y les ayude a salvar a la chica.

Argumento simple, diálogos ridículos –sí, lo son– y situaciones que ocurren porque sí no suponen ningún problema si aceptamos las reglas del juego y nos dejamos llevar. Si así lo hacemos Calles de fuego nos parecerá una auténtica maravilla… y es que hay algo en esta película que engancha, y mucho. Puede que sea la belleza natural que desprende Diane Lane –que por aquel entonces tenía 20 años recién cumplidos– o tal vez sean sus escenarios nocturnos, la estética años 50, la lluvia, las luces de neón, la esencia pulp, las explosiones –aquí todo explota–, los personajes que se van uniendo a la aventura sin ton ni son –esos The Sorels que aparecen como excusa para interpretar I Can Dream About You antes del fantástico broche final que supone Tonight is What it Means to be Young–… Lo que está claro es que tanto los temas musicales (el montaje de Nowhere Fast con el que se inicia la película roza la perfección) como la banda sonora de Ry Cooder suponen un alto pocentaje de la grandeza de esta película.

Como anécdota cabe destacar que la saga de videojuegos de SEGA Streets of Rage, iniciada en 1991, homenajeó a la película de Walter Hill no solo con el título, sino también con algunos personajes, escenarios y situaciones claramente inspiradas en las de la película.

Definitivamente Calles de fuego no pertenece a este lugar ni a este tiempo: pertenece al olimpo de las cult movies, el lugar en el que sólo merecen estar aquellas películas que en algún momento nos hicieron soñar, ese tipo de obras que varios años después de su estreno nos permiten seguir creyendo en la magia del cine.
laTrieste
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