Miles Morales es un humilde adolescente de Brooklyn que admira a Spider-Man, el popular y veterano superhéroe de la Nueva York en la que vive. Una tarde con su tío será picado por una araña y se encontrará en la misma situación que su héroe. Tras una desgracia y la activación del colisionador de universos por parte del villano Wilson Fisk Kingpin, Miles deberá probarse a sí mismo como héroe y salvar su realidad acompañado de inesperados aliados. Una película que enriquece narrativamente la mitología del hombre araña en la gran pantalla. La primera vez en la que se amplía a Spider-Man más allá de Peter Parker. Pero la virtud que más nos fascina es la extraordinaria animación, que logra literalmente que veamos un cómic en movimiento. Los diferentes personajes y universos, además, sirven como excusa para lucirse en diferentes técnicas de animación. Una película con un crisol de recursos visuales acompañados de una fresca y acertada banda sonora de temas de Hip & Hop que casan perfectamente a nivel tonal con la esencia de Miles. En definitiva, buenos personajes, inteligente sentido del humor y una energía contagiosa en las numerosas escenas de acción. Una anomalí en su género cuyo éxito puede desembocar en una franquicia que puede dar mucho de sí, por la variedad de héroes y villanos exhibidos en esta. Un buen cine animado comercial siempre es posible.

Tras las virguerías visuales y la excusa del multiverso, la película realmente nos está contando de nuevo el origen de un superhéroe y su historia de superación. La relación de Miles con su padre, la que mantiene con su tío y el giro argumental que establece un evento trascendente en la misma y la transformación que provoca se acercan al estereotipo, y por no tener la frescura del resto se ven con pereza, al igual que el abigarrado clímax. Estructuras de guión en las que las películas dirigidas a un público mayoritario suelen incurrir. Detalles pequeños de una película que no es magistral pero sí notable, una evidente sorpresa a la que deseamos suerte en los premios.

Espectacular, pasional y marchosa, Spider-Man: Un nuevo universo no enamorará a los ajenos al mundo del látex, pero es la mejor película del subgénero de los últimos años.