Memorable película de Billy Wilder, con un genial Jack Lemmon en el papel de un gris oficinista que presta su mediocre apartamento para las conquistas amorosas de sus superiores, con la esperanza de ser algo más de lo que es, un perfecto don nadie.
Bonita historia acerca del amor y el fracaso, así como crítica en sus múltiples aspectos de porque siempre el más granuja es el que triunfa, y el más fracasado como es el papel de Lemmon sucumbe.
Bellísima Shirley MacLaine y eficaz Fred MacMurray para una película de altura.