Como ya me ocurrió con la inenarrable "Las crónicas de Riddick", otro buen amigo mío me propuso una aburrida tarde de viernes de pascua, ir al cine a ver esta película.
Y evidentemente lo que me encontré me desagradó bastante. Una Sharon Stone de muy buen ver casi rozando la cincuentena, (milagrosa cirugía), que no hacía sino insinuar y poner cachondo al protagonista, (un actor sosísimo y desconocido, por cierto), en todas y cada una de las escenas de la peli.
Escenas de sexo mal rodadas, música oscura y horrible, dirección pésima, (no entiendo como un director como Michael Caton Jones, después de la magnífica Rob Roy pudo meterse en esto), y interpretaciones peores, para una película que no pasará al olimpo del gran cine.
Mala, tan mala como un dolor tremendo de muelas.