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España España · Córdoba
Voto de pezpozo:
6
Thriller. Drama Anna Fritz, una joven y famosa actriz de cine, es hallada muerta en la suite de un hotel. Pau trabaja como celador en el hospital a donde han trasladado el cadáver. Es un chico tímido e introvertido que cada vez que entra en el depósito el cadáver de una chica atractiva, no puede evitar mirarla. Hace una foto a Anna Fritz y se la envía a dos amigos. Cuando éstos llegan a la morgue, se quedan fascinados por su gran belleza. Deciden ... [+]
19 de febrero de 2016
20 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que pudiendo haber sido de calificación sobresaliente se queda tan solo en interesante, dado que su joven director adolece de lo que la generalidad de directores de cine actuales: no saben rematar una buena faena, no saben finalizar una narración cautivadora o sorprendente.

Eso sí, si Hèctor Hernández acierta en algo es en su auténtica y verídica exposición de los profesionales de la Sanidad Hospitalaria de hoy en día: ya de enfermería, ya de medicina, ya de los múltiples servicios que integran los hospitales del presente, y es que en su mayor parte (por no decir casi todos) son unos degenerados, drogados y además drogadictores de quienes caen en sus manos. Así, Hèctor Hernández, tal como son, traslada la forma de ser de estos profesionales de hospitales a la pantalla, es decir, siempre perdiendo el tiempo en tareas para la cual no fueron contratados ni por las que reciben un salario; a cada rato haciendo un descansillo o retiro de sus labores para drogarse con todo tipo de sustancias o drogas de distinto grado (por ejemplo, fumando tabaco, bebiendo alcohol, café o latas de contenido a todas luces insaludable, comiendo las mierdas de comidas que suelen poner los servicios de bares, restaurantes y cocinas en los hospitales, por no mencionar los porros que se fuman o meten por sus narices o directamente en sangre de otras drogas más venenosas y descerebrantes). Esto es lo que hay, lo que más practican en un altísimo porcentaje desde que son estudiantes en las escuelas de enfermería (de ahí que sean éstos los que más se emborrachan, más gamberrean en sus ocios, los que más botellones nocturnos y más toxicidad existencial presentan en cualquier ciudad), y parecidamente los estudiantes de medicina y de otros trabajos relacionados con la Salud Estatal que tantísimo dinero cuesta y que en altísima medida resulta un dispendio, un derroche y una drogadicción temible e innecesaria. Todo para mantener un modus vivendi de drogadicción de la población, un sistema enfermizo, inmoral y enfermante, una degeneración de inmenso calibre que es un gran negocio multinacional de enorme poder, y encima este tipo de empleados o esclavos profesionales en quienes hemos de entregar nuestros cuerpos en caso de no tener más remedio que entrar en un hospital, encima son de los que más se dedican a procrear y a traer al mundo hijos que perpetúen su descabellado avasallamiento antinatural. Pues lo dicho, en este sentido hay que felicitar al director Hèctor Hernández, por lo real y exactamente que describe al personal que trabaja en hospitales, a sus amigachos y al sistema «autocegado y que no quiere ver las miedoserías innombrables que hacen», etc.
pezpozo
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