Este es un film que engancha al principio. Pero al poco tiempo uno puede percatarse de que hace aguas por muchos sitios ¡Cuánto eché en falta a Hitchcock! ¡Cuánto me acordé de “Frenético” (1988) de Polanski, a la que al principio se da un aire. Incluso recuerda a la saga de Jason Bourne: fotografía azul metálico, ambientación europea, persecuciones con coches 4x4 de marca alemana o los túneles donde acabarán estrellados. Pero al final, la realidad de esta cinta es que se torna soporífera.

El director Jaume Collet-Serra hace con solvencia su trabajo, siempre bajo la “égida” de un disparatado guión, del que sale mal que bien al paso. Y en cualquier caso es una película típicamente americana, con mucha cacharrería de por medio. Collet-Serra, queriendo aparecer como maestro del suspense dice: “La situación de un hombre común arrastrado por una circunstancia inesperada es el mejor punto de partida posible". Bueno, discutible. Pero el director lleva más de dos décadas en Los Ángeles y sabe lo que Hollywood espera de él, lo cual que él se lo da.

Digo en este punto y afirmo que el peor enemigo de esta película es su mal guión, un guión plagado de disparates que apenas sirve para exhibir persecuciones de coches y peleas. El tan alocado guión está firmado por Oliver Butcher y Stephen Cornwell, adaptación de la novela homónima de Didier Van Cauwelaert, Unknown. En esta obra y en otras del mismo autor, sobresalen personajes con problemas de identidad incapaces de asumir su posición social, por lo común debido a la carencia de referentes paternos; por eso hay en esta película una serie de flashbacks obsesos y chirriantes que son pistas sobre los traumas freudianos que aquejan al protagonista.

Correcta la música de John Ottman y Alexander Rudd y fotografía bien de Flavio Martínez Labiano con una cámara inquieta.

En el reparto Liam Neeson hace un papel bastante bueno, poniendo ante la cámara esa cara entre torturada y osada, entre sometido y duro, y tira de la película con brío y como puede. Diane Kruger está muy bien, expresiva y creíble. A January Jones, una atractiva mujer, lamentablemente le ha tocado un pobre personaje que mejor olvidar. Y están en un excelente nivel los actores de reparto Bruno Ganz (espléndido en el papel de un antiguo espía de la Stasi) o Aidan Quinn, Frank Langella (muy bien en sus apariciones al final del film).

En resumen, un thriller persecutorio con rebordes paranoico-obsesivos que dejan intuir una conspiración mundial: ¡tela! Una locura que da tantas vueltas que acaba hecho trizas, razón por la cual la película cae en el exceso y en el desatino más delirante.