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Voto de lourdes lulu lou:
3
Drama Narra el asesinato a quemarropa de un banquero a manos de su amante mientras practicaban unos juegos sadomasoquistas. (FILMAFFINITY)
10 de marzo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Las historias de amor son planetas privados, se evaporan cuando sus habitantes los dejan, obedecen a leyes desconocidas para el resto del universo, desconocidas incluso para quienes habitan en ellos"..., y con este discurso pretende justificar un secretismo y misterio que, en lugar de atraer y motivar a su descifrado y resolución, produce desgana y pasotismo, pesadumbre por un enigma que prescinde de la exquisitez de la comunicación hablada, del apetecible y delicioso intercambio de palabras y voces, de un solicitado diálogo gustoso y, a cambio, como marca exclusiva de la casa, ofrece una lectura equiparable con imágenes gélidas, estáticas, cortantes y superpuestas, sequedad informativa acompañada de melancolía escénica de hábitat rígido, fotografía fija de enmarque delimitado y distribución preparada en exceso, con un resultado inapetente e insustancial de quien se da de altivo y engreído cuando ni siquiera él sabe por dónde va o entiende qué quiere decir.
"Somos juzgados por leyes que no eran nuestras en el momento en que se hicieron; lo conociste una tarde de primavera, te convertiste en su amante, dijo que se casaría contigo, no mantuvo su promesa", claridad escrita no percibida en pantalla, nula historia de amor donde el trío protagonista no despierta interés alguno, una bella Laetitia Casta desfilando su rostro seductor por pantalla sin más aliciente que rememorar su seductora mirada, ya hace tiempo no apreciada por la cámara, un Benoît Poelvoorde de millonario excéntrico, con gustos sexuales peculiares, que hace y deshace a su antojo y, Richard Bohringer, un no-marido, presente fantasma mártir que observa, calla y no juzga ni sentencia el triste hacer de su compañera, una generalizada fatiga conceptual que provoca desapego y desinterés por una narración cuya sinopsis te adelanta su resolución y su recorrido no tiene la sensibilidad, carisma ni emoción de atrapar tu percepción.
Estética minimalista que congela al espectador ante una visión estéril y vana que avisa de fuego donde apenas hay humo, que insinúa y vende falsas promesas nunca satisfechas, arrogancia que olvida, en su soberbio camino, cubrir las necesidades de una audiencia que no le va a la zaga ni lo pretende pues, por mucho que mire e indage, acaba cediendo al abandono.
Letanía mustia que se preocupa más por planificar la imagen fotográfica que por su contenido, dependencia obsesiva de una directora, Helène Filliéres, que se aferra al porte, la distinción, la suntuosidad del vestido, la perfección visual de una estética que es todo su mundo, la única ocupación que perturba su mente relegando, mejores ideas para transmitir la historia, al cajón del olvido.
"Yo también canté ese canción y tú lo sabes"; lío amoroso endemoniado de personajes carentes que se enganchan a su adicción sexual pero, con tal carencia en su personalidad y expresión de dicha nulidad sentimental, que adormecen en lugar de motivar, donde se echa de menos participar más de ellos y sentir afinidad, conexión o pasión por su historia, no una desantención que mina el espíritu del más interesado.
Artificiosa, ostentosa aspiración de pobre exposición y endeble resultado, menos solemnidad, fingida elegancia opulenta y más carne, jugo y sustento en el plato que el estómago no se alimenta de supuestos contemplativos que no contentan la carne, ni convencen a la mente ni sacian al alma.
¡Ay, distingué cuisine française!, ¡qué comida más desapacible y fría acaban de servir en la mesa!, ¡enséñales tu habilidad, manjar y arte para complacer paladares y deleitar ese delicado y sensible pequeño cielo de la boca!

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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