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España España · Barcelona
Voto de Quim Casals:
9
Drama. Terror "Kurutta Ippeji" nos cuenta la historia de un trabajador de un hospital psiquiátrico que empieza a sentir cosas extrañas por una interna, supuestamente ingresada tras asesinar a su propio bebé. Pero él lo único que quiere es dejarla en libertad, para escaparse con ella y así poder formar una nueva familia. (FILMAFFINITY)
31 de enero de 2010
41 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película más popular y premiada de Teinosuke Kinugasa en occidente fue "La puerta del infierno" (1953), de la que Dreyer ponderó el uso significativo del color. Sin embargo, en 1926 ya había realizado una de las obras más rupturistas jamás concebidas hasta entonces en todo el mundo, "Una página de locura". Su fracaso comercial propició la desaparición de todas las copias, hasta que en 1971 se encontró un negativo y pudo volver a exhibirse.

Usualmente, se la ha llamado el "Caligari japonés", debido a su cualidad expresionista y al hecho de ambientarse en un sanatorio mental. Como "El último", se trata de un film que renuncia a los rótulos. Pero si en Murnau esa opción no era óbice para una rotunda claridad narrativa, de manera que la historia se seguía sin ningún problema, aquí más bien se trata de una estrategia añadida para aumentar el desconcierto del espectador. Deliberadamente, se nos introduce en un universo abstracto (hoy diríamos lyncheano), donde resulta imposible discernir lo real de lo imaginado, el antes del después. En consecuencia, no se trata tanto de reconstruir qué se nos está contando, como de dejarse arrebatar por un torbellino de imágenes impactantes.

El montaje, efectivamente, se asemeja en su frenesí, por ejemplo, al de Vertov en la posterior "El hombre con la cámara". Abundan las sobreimpresiones, los planos con escasos fotogramas de duración, las velocísimas panorámicas, los encuadres torcidos…, todo ello con una contrastada fotografía en blanco y negro, que juega con los barrotes de las celdas y las sombras que proyectan, o el efecto de la lluvia, con relámpagos dibujados. De esta manera, un constante afán de experimentación se instala en cada uno de los sesenta minutos de metraje.

Pienso que urge, por tanto, reivindicar esta cumbre del cine experimental, muy superior, en mi opinión, a la ya citada "El gabinete del doctor Caligari" y, como mínimo, tanto o más interesante que otras películas de la época asociadas a la vanguardia creativa, caso de las famosísimas "Un perro andaluz" o "La edad de oro".
Quim Casals
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