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España España · Barcelona
Voto de Quim Casals:
7
Drama. Romance. Intriga Un escultor ciego obsesionado con la "belleza" de la piel femenina, Michio (Eiji Funakoshi), vive recluido junto a su madre (Noriko Sengoku) en un estudio lleno de reproducciones parciales o totales de mujeres. Decidido a crear su obra magna, secuestra a una bella modelo, Aki (Mako Midori), y la retiene hasta que esta accede a posar para él. (FILMAFFINITY)
31 de enero de 2013
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este ha sido mi primer contacto con el hasta ahora para mí desconocido Yasuzo Masumura, uno de los representantes de las corrientes de renovación que las nuevas olas trajeron en los sesenta. No tengo constancia que Almodóvar conociera esta obra, pero el adjetivo almodovariana —para mi gusto un epíteto cargado de resonancias positivas— no le viene nada mal a "Blind Beast", que me ha hecho pensar, sobre todo por su tono, en títulos como "Átame", "La piel que habito" o el episodio del amante menguante en "Hable con ella".

Como en esas películas, estamos ante una historia-límite, en este caso un bizarro, obsesivo, erótico y claustrofóbico melodrama sobre un escultor ciego que secuestra a una joven modelo con la cual poder crear su mejor obra. Ellos dos, más la posesiva madre del escultor, serán los únicos personajes que veremos en la película.

Sin duda, desde el punto de vista visual llama poderosísimamente la atención la dirección artística, con las paredes del estudio del escultor completamente llenas de relieves de diferentes aspectos de la anatomía femenina y una gigantesca escultura también femenina en el centro, sobre la que los personajes se convierten en seres diminutos. Se crea así un espacio fantasmagórico y abstracto (un efecto que se asemeja al de la escena en el monte Rushmore de "Con la muerte en los talones") que la fotografía en color, así como la indumentaria de los personajes, no busca convertir en tenebrismo expresionista, sino más bien en delirio pop, muy acorde con la estética de su época.

Se podría decir que "Blind Beast" se compone en el fondo de dos películas no demasiado bien engarzadas. La primera —en su conjunto la más atractiva y bien resuelta—, con muchos apuntes de thriller, se adentra en la enfermiza personalidad del hombre y la madre, con la chica teniendo la reacción lógica para todos los espectadores de querer escapar de allí como sea. Pero, sin solución de continuidad y de una manera bastante abrupta, asistimos a una inversión de roles; como si de alguna manera esa experiencia hiciera aflorar sus deseos latentes, será ella la que empiece a gozar con la situación y a tomar la iniciativa.

Entramos entonces en una fase bien distinta a lo acontecido hasta entonces, una espiral de creciente sadomasoquismo donde el placer solo se obtiene ante un dolor cada vez más intenso, en lo que viene a ser un anticipo de "El imperio de los sentidos" (aunque lógicamente sin explicitud; es más, incluso con excesivo recato: aunque sea consecuencia de la censura, ver en ocasiones a los amantes retozando desesperadamente sobre la escultura gigante con la ropa interior puesta por momentos es ridículo; habría sido deseable que el director aún sin mostrarla sugiriera la desnudez). Pese a su súbita exageración, sobresale en este tramo del film la traslación de las herramientas del escultor como instrumental erótico y, en este mismo sentido, los originalísimos símiles visuales que Masumura establece entre las esculturas y los cuerpos.

"Blind Beast", en definitiva, da la razón a quienes apuntan que de la historia del cine japonés básicamente conocemos por estos lares la punta del iceberg que son los grandes maestros, pero aún hoy quedan muy interesantes películas y directores a la espera de ser descubiertos o promocionados.
Quim Casals
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