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España España · Barcelona
Voto de Quim Casals:
8
Ciencia ficción. Aventuras George Taylor es un astronauta que forma parte de la tripulación de una nave espacial -en una misión de larga duración- que se estrella en un planeta desconocido en el que, a primera vista, no hay vida inteligente. Sin embargo, muy pronto se dará cuenta de que está gobernado por una raza de simios mentalmente muy desarrollados que esclavizan a unos seres humanos que carecen de la facultad de hablar. Cuando su líder, el doctor Zaius, ... [+]
15 de mayo de 2010
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ésta es una de esas películas que, si uno tiene la suerte de verla de niño, le causa una conmoción inenarrable; y, con el paso de los años, los sucesivos visionados desde una mentalidad adulta no sólo no apaciguan la emoción —algo que suele suceder en estos casos— sino que no hacen más que confirmar que estamos ante una de las mejores películas de ciencia-ficción jamás filmadas.

No voy a revelar el final, en base a las reglas del juego de esta página, aunque en este caso probablemente esto sería lo de menos, porqué se trata sin duda del final-sorpresa más popular de la historia del cine, conocido incluso por quienes no la han visto (sería un ejemplo análogo a la sorpresa, en este caso a media película, que suponía la escena de la ducha de "Psicosis"). Sí recalcaré, sin embargo, el profundo poderío cinematográfico de este momento: siendo una sorpresa de tipo "argumental" —es decir, que podría consistir perfectamente en una explicación hablada—, es una espléndida y originalísima idea visual la que determina, en última instancia, la inmortalidad de la escena.

Esto nos revela el talento de Franklin J. Schaffner, hoy un tanto olvidado aunque autor de excelentes obras, un talento que aquí se despliega del primer al último minuto. En efecto, el daño colateral de un final tan emblemático es que tiende a ensombrecer lo que lo ha precedido, que en este caso me parece una historia muy bien construida, con sus momentos climáticos perfectamente organizados, y con una planificación y un ritmo ejemplares. Incluso lo que cuarenta años después tendría más números para quedar obsoleto —el maquillaje y las máscaras de los primates— aparecen hoy con una eficacia, y una gracia, superior a las de los numerosos efectos digitales que invaden las pantallas.

Finalmente, pienso que el gran valor de este film proviene de su capacidad para aunar un sentido muy puro del entretenimiento (iba a escribir casi primario, en honor a los simios que pueblan la película) con una serie de reflexiones de amplio calado filosófico sobre la naturaleza humana (reflexiones que nunca son impostadas, sino que fluyen de manera "orgánica" de la apasionante narración, que es lo meritorio).


(Como no podía ser de otra manera, esta crítica está dedicada a mi amigo Taylor —cuyo nick, no por casualidad, coincide con el apellido del protagonista que encarna Charlton Heston— con quien gozo del privilegio de poder brindar no sólo virtualmente, sino blandiendo jarras auténticas de fresca y noble cerveza. ¡A tu salud!)
Quim Casals
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