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España España · Barcelona
Voto de Quim Casals:
8
Acción. Cine negro. Drama Un asesino del crimen organizado es contratado para llevar a cabo una misión. Es conocido como el Número 3, y pronto se verá envuelto en una especie de conspiración en la que están metidos una extraña y fascinante mujer, y más asesinos. La caza comienza, y enseguida sabremos quién es el Número 1 de la Organización, todo un ejemplo a seguir, y sobre el que algunos incluso aseguran que no existe, que es un invento para meter miedo. (FILMAFFINITY) [+]
10 de enero de 2010
47 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estas últimas fechas he podido descubrir algunas obras de Seijun Suzuki, cineasta durante muchos años recluido en oscuras sesiones de filmoteca, invisible incluso en la mayoría de diccionarios sobre grandes directores. No se trata, claro está, de alzarlo al olimpo del cine nipón (donde particularmente coloco a Ozu, Mizoguchi, Naruse y Kurosawa), pero sí de reivindicar su sitio, posiblemente un poco por detrás de Kobayashi (con su magistral "Harakiri"), pero a la altura de un Imamura o un Teshigahara ("Una mujer en la arena").

Yo definiría "Branded to Kill" como una película en la que cuesta entrar pero de la que cuesta salir. Cuesta entrar porqué bastan pocos minutos para comprender que cualquier atisbo de narración convencional, de trama más o menos inteligible, salta por los aires, con la consiguiente desorientación del espectador. Pero, al mismo tiempo, cuesta despedirse de la cadencia de sus hipnóticas imágenes.

Obras como ésta, u otras en cierta manera emparentadas, como "Mulholland Drive", "Inland Empire" o "Memento", donde se deconstruyen (o destruyen) las coordenadas espacio-temporales, suelen ser ensalzadas (o denigradas) básicamente en virtud de tan llamativa cualidad (que, dicho de sea de paso, habría que preguntarse hasta qué punto debe ser saludada como el colmo de la modernidad: cuando el cine iba a gatas, la novela, el teatro, la pintura o la música ya habían transitado estos caminos). Mas, para apreciar dicha estructura narrativa, no hace falta ver la película, bastaría con leer el guión. Quiero decir con ello que, sin negarle su grado de importancia, no deja de ser la parte de un todo, un armazón o esqueleto que requiere ser vestido —la ejecución propiamente cinemática— y es la totalidad resultante la que en todo caso debe ser valorada. Por eso aquí recalco especialmente la originalidad de los encuadres y el ritmo en su duración y engarce, los movimientos laterales de cámara, la utilización extraordinaria de la fotografía en blanco negro, sobre todo retratando a los actores (el principal, con esos mofletes operados, o la chica, con primeros planos francamente inquietantes mirando a cámara), la fascinante dirección artística (tanto en decorados como en exteriores), el trabajo con el sonido y la música…

Todo ello conforma una partitura audiovisual sensorialmente impactante, de espíritu libre y anárquico, donde el humor absurdo coexiste con la sofisticación sexual, la violencia yakuza o la reflexión filosófica sobre la identidad o la muerte. Tan surrealista como "Una página de locura", abstracta como "La aventura", o delirante como "Pierrot el loco", "Branded to Kill" entronca con lo que Buñuel comentaba acerca de "El fantasma de la libertad", la paradoja de una película donde todo cuanto sucede es a la vez gratuito y necesario.
Quim Casals
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