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Voto de Ghibliano:
10
7,3
2.713
Animación. Fantástico. Ciencia ficción En Treasure Town, donde la luna sonríe y los chicos pueden volar, la vida puede ser tan maravillosa como terrible. Kuro y Shiro, dos huérfanos que se buscan la vida como pueden, otean la ciudad como halcones y no paran de meterse en líos. Su reinado en las alturas tocará a su fin cuando aparezca un grupo de mafiosos. La ciudad está en peligro, y Kuro y Shiro están dispuestos a acudir al rescate aunque tengan que enfrentarse a la yakuza ... [+]
13 de abril de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos niños huérfanos viven en las calles de una ciudad japonesa a merced de la yakuza, de bandas callejeras y de especuladores sin escrúpulos. Acostumbrados a vivir al margen de la ley, las cosas se complican cuando se meten de lleno en un conflicto a gran escala por el dominio sobre la ciudad. Lo que sigue es un batiburrillo de acción y violencia desenfrenada en un neo-noir lleno de situaciones y personajes muy vistos, que al final converge en la relación que mantienen los dos protagonistas.

Y sí, la trama de "Tekkonkinkreet" es arquetípica. Pero ponerla sobre el papel no alcanza a describir todas sus aristas, en particular en la melancolía y la desafección global que transmite su entorno para dos niños que sobreviven únicamente porque se apoyan entre ellos. Los dos protagonistas no son, por otro lado, personajes tan sencillos como parecen, y resisten un juicio simplista a pesar de ser, en principio, complementarios. Kuro es pragmático y confiable, pero también emocional y vulnerable. Shiro es estúpido e idealista, pero también voluble y introspectivo.

Pero donde realmente marca la diferencia esta película es en su puesta en escena, inusualmente ambiciosa. No solamente es un prodigio de animación y estética, con largas escenas que parecen una demostración de fuerza por parte de su director, sino que lo es de una forma única y distintiva. "Tekkonkinkreet" no se parece a nada. No es Satoshi Kon a pesar de introducir un cierto surrealismo. No es Masaaki Yuasa a pesar de su uso del off model. Es un estilo propio y muy pronunciado, que no existe para reemplazar o compensar la narrativa sino para expandir y subrayar las emociones inherentes a ésta, a los conflictos entre sus personajes y a sus estados de ánimo de un modo que es, si acaso, marcadamente expresionista.

Con unos planos dinámicos y elaborados como si se grabasen cámara en mano, llenos de movimiento y juegos con la perspectivas, con un uso expresivo de los colores, rostros y cuerpos que se deforman, la sensación que da esta cinta es de una mezcla contradictoria de desconexión estilística con la realidad e inmersión en un entorno urbano reconocible, a lo que contribuye también el carácter fantasioso de las escenas de acción y de los movimientos de los personajes interactuando con elementos mundanos. Es, además, extrañamente arbitraria introduciendo elementos surrealistas como parte de su paisaje global. Hay por ejemplo una escena, en la que Shiro literalmente flota en el aire mientras Kuro le habla tranquilamente, que no tiene mayor trascendencia. Momentos como ése dan a toda la película una atmósfera de irrealidad que es sin duda única, y que genera una cierta sensación desasosegante respecto del estado mental de sus protagonistas y su percepción de lo que les rodea.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ghibliano
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