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Voto de Ghibliano:
10
Drama Basada en hechos reales, describe el mundo del crimen organizado en Cidade de Deus, un suburbio de Río de Janeiro, desde finales de los sesenta hasta principios de los ochenta, época durante la cual el tráfico de drogas y la violencia impusieron su ley en las favelas. A finales de los sesenta, Buscapé, un niño de 11 años tímido y sensible, observa a los niños duros de su barrio, sus robos, sus peleas, sus enfrentamientos diarios con la ... [+]
17 de noviembre de 2009
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia que cuenta "Ciudad de Dios" es tan cruda que da miedo. Niños de menos de diez años que pegan tiros y atracan establecimientos, palizas salvajes y abusos sexuales, tiroteos, asesinatos selectivos, robos con violencia, chanchullos con drogas que terminan en un reguero de muertes para demostrar quién manda. La vida en esas favelas es un infierno, nadie parece estar a salvo de amanecer un día con un balazo en la sien, y la policía se deja comprar para no intervenir en ese desastre.

El panorama es tan desolador que la primera idea que se me viene a la cabeza es que Meirelles está exagerando por puro márketing cinematográfico, y que todo esto no puede ser real. Pero la cuestión es que ésta es una violencia tan sincera y tan bien filmada que no deja de ser creíble por un instante; no hay grandes diálogos ni actuaciones carismáticas, sino una sensación constante de inseguridad en un lugar en el que matar cuesta tan poco y en el que la vida no tiene ningún valor.

Pero lo peor sin duda viene pasado un tiempo de metraje, cuando me doy cuenta de que ya no me afecta tanta violencia. Espero los acontecimientos sin reaccionar, intento adivinar a quién se van a cargar ahora y sigo las acciones de Zé Pequeno y de los otros con más interés morboso que otra cosa. Me ha inmunizado, y de repente soy consciente de ello y me invade un sentimiento de culpa. En ese momento la moral que creía inquebrantable se viene abajo; ya no me aterrorizan los constantes asesinatos, ni condeno con la misma fuerza estas acciones. Puedo adivinar que ese mismo proceso es el que los habitantes de esas favelas sufren. Acostumbrados a ver esta situación día sí día también y a sentirse inseguros, se desensibilizan y hablan de muerte y de venganza como si fuera algo más, a lo que no conceden ninguna importancia. Y la fuerza de este mensaje es tal que convierte por sí solo a esta película en una obra imprescindible y totalmente reivindicable, con una crítica social tan dura y brutal como sincera.
Ghibliano
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