Sin duda es una bonita historia de amor, pero atrapada en los barrotes de las claustrofóbicas relaciones monógamas que nos impone nuestra cultura. Sí, la película habla de sentimientos, puros, inocentes, sexuales, sin rastro de culpa o moral, hasta que se topan con la pared que esta cultura ha levantado entre los seres humanos...ahí es donde ese coro moderno a la usanza de los antiguos coros griegos del teatro se vuelve trágico. Porque el dilema está servido, ¿se puede querer a dos personas a la vez? A juzgar por lo visto en este filme, sí, pero con efectos colaterales. No es un simple lío al uso, no es una historia erótica ni excitante, es una explosión de sentimientos, sobre todo sentimientos dormidos. Hay imágenes preciosas que hablan de amor, imágenes sexuales que destilan amor. Realmente puede sentirse y disfrutar de ello con una sonrisa que inevitablemente se cuela en la boca. Pero, como no se puede tener todo, llega el sufrimiento. Y es sobre ese sufrimiento sobre lo que debemos reflexionar. ¿Merece la pena? ¿No existen otras opciones? ¿No se pueden realizar otros acuerdos? Yo creo que sí. El final es abierto y nos deja reclamando tomar el control de nuestras vidas.