Haz click aquí para copiar la URL
Estados Unidos Estados Unidos · New York
Voto de Lucien:
6
Serie de TV. Documental. Acción. Drama. Bélico Serie de TV (2016). 8 episodios. "Barbarians Rising" es la historia de aquellos que se alzaron y lucharon por la libertad a la sombra del poder absoluto, y de aquellos pocos que dirigieron la carga. El Imperio les llamó bárbaros: tribus más allá de los límites de la civilización que vivían, según los romanos, sumergidas en una existencia primitiva, brutal y violenta. Estos pueblos dieron, además, algunos de los guerreros más feroces de ... [+]
2 de enero de 2017
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viendo la leña que hacen del árbol caído, uno esperaría que "Barbarians Rising" fuera un total despropósito. Pese a las limitaciones del docudrama (que no pienso ocultar y sobre el que extenderé abajo), considero que reviste cierto interés, por su capacidad para despertar un debate sobre la civilización y la barbarie y su intención de atraer a la generación de "Juego de Tronos" hacia la historia de edad antigua.

Comencemos por el principio. Se trata de un docudrama que mezcla narración histórica con la escenificación de episodios concretos por parte de actores más o menos familiares. La narración en su versión original (que recomiendo) corre a cargo del actor afroamericano Michael Ealy, a quien tal vez conozcan de series de televisión como "Secrets and Lies" y la interrumpida "Almost Human".

La premisa del show parte de una contranarrativa de la edad antigua, según la cual la civilizadora Roma es vista como una fuerza imperial destructora y los bárbaros (es decir los conquistados) son considerados como defensores de la libertad. Si esta inversión simplificadora no fuera suficiente sorpresa a continuación el espectador ve dentro de la misma rúbrica una galería diversa de personajes. A lo largo de cuatro episodios, el show recorre el destino de Aníbal, Viriato, Espartaco, Arminius, Boudica, Fritigerno, Alarico, Atíla y Genserico. Los creadores del docudrama fijan una narrativa continua, a mis ojos inesperada, que abarca desde el siglo II a.C hasta el siglo V d.C. Por un lado, valoro positivamente la intención de forjar una macronarrativa más o menos didáctica con la que ayudar a la comprensión de una historia no poco turbulenta. Sin embargo, este misma maniobra reduce los caracteres específicos de diversas civilizaciones a su mínimo divisor: su antagonismo respecto a Roma. La reinvindicación que se pretende de culturas como la cartaginesa, la celtíbera, celta o visigoda (por mencionar algunas de las más conocidas), termina desapareciendo bajo el signo que precisamente se quiere poner en cuestión: la identificación de Roma con la misión civilizadora. Los "bárbaros" comienzan siendo un antagonista, un Otro, y terminan exactamente en el mismo lugar. El paradigma o el foco tampoco cambia tanto.

Con todo, aprecio el debate que el docudrama pretende despertar. Esta voluntad un tanto polemicista ya declara sus intenciones con la caracterización como negro africano de Aníbal. Este hecho, que tanto malestar parece haber sembrado en las redes, lo leo más como un medio de despertar las agendas ideológicas y raciales que como un fin en sí mismo. Me explico: más allá del color de la piel con que se represente al general cartaginés (cuya imposibilidad de verificación ya ha sido concedida por los historiadores), encontré particularmente significativa la visceralidad con que los defensores de uno y otro bando salieron a la palestra. En realidad, se argumente por medio de la herencia fenicia, se apoye en la posibilidad de mestizaje y en la extensión de numidios negros en el imperio norteafricano, lo importante es que el docudrama ha sacado a la luz precisamente los prejuicios y agendas de cada cual.

El docudrama no oculta, a pesar de la excéntrica selección de entrevistados, su clara filiación: el movimiento de los derechos civiles afroamericanos. No de otra forma se explica la presencia insólita de Jesse Jackson. A medio camino entre el liberalismo y el libertarianismo, el programa hace una propuesta acorde a su visión de la historia, con que se podrá no estar de acuerdo, pero que al menos merece más consideración que irracional ataque.

Los creadores parecen especialmente interesados en valorar las grandes batallas y las grandes estrategias. Pareciera que el show busca ser una guía de navegantes para la decaída América imperialista. Estados Unidos siempre se ha visto como una "alter Roma". Y en programas como este es particularmente visible una dimensión autocrítica. En tiempos convulsos como los que vivimos no deja de parecerme interesante la coincidencia de esta reflexión con la conciencia creciente del daño ejecutado por Estados Unidos en su política internacional.

Dejo aquí las reflexiones que me parecen más productivas. Sin embargo, no quisiera pasar sin incluir algunos de los más molestos errores del show. Uno de ellos es la inconsistencia geográfica. Cualquier espectador conocedor de historia se llevará las manos a la cabeza al descubrir mezclados los nombres de tribus y civilizaciones antiguas, con la geografía política actual y designaciones romanas. El despropósito en este apartado es total. La confusión de adscripciones lleva a usos anacrónicos particularmente indigestos: Viriato es lusitano o portugués según el caso, Arminius es alemán, se nos habla de Italia en el mismo párrafo en que se nos hablaba de los galos. ¿Tan bobos creen a los espectadores que no serán capaces de entender referencias como "peninsula ibérica" "península itálica"?

La escenificación es asimismo bastante desigual. No entraré en profundidad aquí en las omisiones históricas flagrantes de batallas importantes o figuras históricas a las que se olvida impunemente o se tergiversa (¿hablar de Arminius y no mencionar ni una sola vez a Germanicus?, ¿omitir el episodio de Espartaco y los piratas de Cilicia?, ¿por qué vulgarizar el honorable suicidio de Varus documentado por diversos historiadores de la época?,etc. ). Lo peor es que hay una enorme desigualdad en el filmado de estas escenas. Hay un continuo "hit and miss", donde la épica a veces se da la vuelta grotesca, o donde se cargan las tintas con un melodrama de baratillo.

Y con todo, valoro que se hagan docudramas como este. Aprecio que en tiempos de la desmemoria alguien dedique un poquito de su tiempo a reivindicar a Viriato, Alarico, Arminius... Sus historias no desmerecen de las de la épica escapista. Si gracias a tentativas como esta una generación se acerca con amor e interés a estas figuras, tal vez algo se haya conseguido.
Lucien
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow