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Estados Unidos Estados Unidos · New York
Voto de Lucien:
7
Drama Cleo (Yalitza Aparicio) es la joven sirvienta de una familia que vive en la Colonia Roma, barrio de clase media-alta de Ciudad de México. En esta carta de amor a las mujeres que lo criaron, Cuarón se inspira en su propia infancia para pintar un retrato realista y emotivo de los conflictos domésticos y las jerarquías sociales durante la agitación política de la década de los 70. (FILMAFFINITY)
24 de febrero de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Finalmente, tras una considerable demora di en ver "Roma". Confieso que se confirmaron mis sospechas, tanto las positivas como las no tan positivas. En esencia, "Roma" me parece un film necesario e importante, hecho con eficiencia artística y técnica, pero en el que se dan cita contradicciones de fondo y forma, éticos y estéticos que socavan sus propias posibilidades.

Del lado de las luces, cabe decir que Cuarón abre la cortina una visibilización urgente de la subalternidad (de género, clase y étnica). Las respuestas racistas y sexistas que se han concitado en la prensa estos meses no hacen sino demostrar cuán necesaria era esta vacuna de diversidad y realidad para nuestro panorama social. No puedo sino celebrar con alborozo el protagonismo de Yulitza Aparicio, pese a las limitaciones de guión, ni la presencia del hermoso idioma mixteco. Tampoco puedo escatimar mi admiración por escenas particularmente brillantes. Acuden a mi memoria la poética toma inicial (que también cierra el filme), el tributo a Proust, las intensísimas escenas en el hospital y la playa y el tributo quizá fellinesco en las escenas del campo de entrenamiento y la fiesta de año nuevo.
Y con todo, confieso que me siento insatisfecho con la película de Cuarón. La aprecio, la valoro, pero me falla en puntos esenciales.

Se ha dicho, y no sin algún fundamento, que una de las fallas de "Roma" radica en su falta de argumento. Ello no me parece exactamente cierto: no es tanto que no haya una trama (que la hay) como que esta es radicalmente plana y casi estereotípica. Inténtese explicar de qué va la película a cualquier persona y uno se verá atorado ante su simplismo. Se podría objetar que la opresión de la mujer indígena por parte de una egoísta clase burguesa en un marco social fundamentalmente sexista y racista requería de una plasmación de una historia tópica. La historia de Cleo debía ser en buena medida una representación de las millones de Cleo que viven en dichas condiciones de anulación vital, no solo en México, sino en Latinoamérica y, con las extrapolaciones necesarias, en otras partes del mundo. Ahora bien, el problema de una representación fundada en la descaracterización individual es que lega la suerte de la protagonista a una suerte de indiferenciación que hace su destino prescindible. Cleo deja de ser un personaje único e individual para ejercer de símbolo social. Ella pasa a ser un espacio vacío donde se concita el prejuicio; es decir, la ausente en esta historia es la propia protagonista.

Finalmente, la raíz de mis problemas con "Roma" parte del punto de vista elegido por el director, uno con el que desde éticamente no puedo concordar. Cuarón decide hacer un homenaje a su niñera, Libo, pero decide hacerlo a partir de SU punto de vista de niño nostálgico. En lugar de ponerse (ponernos) en la piel de aquella a quien se homenajea, se afirma en el terreno de una evocación narcisista. "Roma" es una exploración esteticista anclada en una lente de infancia idealizada. Esta opción, explica los vacíos que reparte la película. Sin embargo, lejos de hacer justicia con un retrato de la opresión de género, clase y raza, se limita a sí misma a ser un buceo poético que contradice y sesga la crudeza de la realidad social de Cleo. La protagonista en este paseo por hermosos fotogramas es una pasajera más a la que no se ha preguntado nada. La estética suaviza una posición ética que requería de otros ojos. Las Cleos del mundo siguen viéndose a través de "Roma" esencialmente como lo mismo, sujetos pasivos de su propia vida, estoicismos sin asomos de vida individual. Cleo vuelve a ser "la india en condiciones de explotación": bienvenidos al cliché. En lugar de hacer una película sobre Cleo, Cuarón la ha hecho sobre sus nostálgicas memorias. (It's about him remembering her; don't be fooled.) Y tal vez esto es lo único que moralmente podía permitirse el director. El problema es que con ello se hermosea lo injusto, se reinvisibiliza al ser invisible y se objetiviza de nuevo por medio de clichés aquel sujeto a quien supuestamente se rendía tributo. La opción esteticista se convierte en apropiación y máscara, tan poderosa visualmente como vacía de auténtica empatía y compromiso.
"Roma" mira a Cleo desde la valla de la incomprensión, desde una externalización por muchos momentos sin alma de la protagonista. Lo que sobra de contemplación behaviorista falta en emoción, lo que sobra en clichés falta en dimensión individual. Y sí, hay clímax emocionales, pero siempre desde una comodificación del otro. Triste es que la gran ausente de este film sea la propia individualidad de la protagonista, cordero sacrificial para su dilentatismo cinéfilo (Wajda, Tarr, Tarkovsky y ecos de neorrealismo italiano).

Si gana esta noche en los Óscars, "Roma" será un triunfo para todos los hispanos, puesto que es una película importante que nos representa. Pero, con todo, no es la película que las Libos o Cleos del mundo se merecen. Aún no. Seguiremos esperando.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lucien
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