- Lo que quizás sorprenda más es la necesidad que tenían los militares de mostrarse tan misteriosos, esquivos y reacios, cuando al fin y al cabo les movía una buena intención: encerrar al asesino Caviezel, autor de los delitos de asesinato que se le imputaban. No obstante me temo que los organismos militares se rigen por una lógica distinta a la que la mayoría tenemos, y es que independientemente de la honestidad de las intenciones que les mueven, su código les obliga a adoptar siempre la misma actitud, de obediencia extrema e incuestionable a aquello que le interesa al cuerpo al que sirven (es decir, lo que ordenan los cargos más altos).

No obstante es relativamente entretenida, aunque algo larga, tópica y simple, en el sentido de que los personajes son planos, da la sensación de que interactúan obedeciendo órdenes, no se aprecia en sus maneras una fluidez natural que hace atractivo practicamente toda clase de filme. Eso, en el caso de los actores más experimentados, la recurrida pareja Judd-Freeman así como Caviezel, puede pasar; -si bien hay momentos del guión que se notan muy forzados, como para contrarrestar, los talentosos actores regalan momentos que nos hacen ver que realmente tienen talento.

Desgraciadamente no es algo que se pueda decir de la agraciada Amanda Peet, que a pesar de ser guapa, uno no termina de entender la necesidad de su papel.

Vamos a dar el 5, porque doy mi visto bueno al giro final, y a Morgan Freeman siempre gusta verle. Ashley Judd esta vez quizá me haya gustado un poco menos que en otras ocasiones.