El hilo conductor de esta producción de bajo presupuesto se basa en suceder episodios adversos en la vida de esta niña de manera un tanto arbitraria. Como no, ni el profesor ni los padres se enteran de nada. Los compañeros/as también permiten abusos físicos machistas a los que la someten (¿cuatro enanos cabezones?).

No obstante, lo que más decepciona es que el guión no se haya tomado las libertades de las que afirma haberse apoderado para recrear algunos diálogos, en tratar, aunque sea de modo ficticio, de paliar la planicie de la que hacen gala los personajes.

La víctima aquí esbozada, carece de un solo indicio, amago, de resultar un personaje con aristas, por el que un espectador pueda sentir empatía. Por último, las redes sociales tienen excesivo protagonismo para un problema (tal y como este es planteado en la película) tanto ridículo como para no poder ser solventado incluso por una persona de trece años.