Lo del galán de turno también tiene mucha guasa porque a la hora y media empieza a comportarse con Lolita de la misma manera que lo hacía con él la madre de esta, a la que soñaba con asesinar. ¿Una crítica irónica acerca de cómo puede cambiar los papeles? Seguramente que lo sea, pero yo no le he encontrado demasiada gracia. Tan solo un moderado sopor. Aunque lo que más me ha gustado haya sido el final, por eso de que el protagonista por fin se topa con la ineludible realidad, la de si algún día hubo una atracción o química, (aunque yo lo llamaría tonteo, por las altas dosis de sinvergonzonería y descaro que muestra la niña de ahí no puede salir nada verdadero) aquella ya desapareció, no queda nada, 148 minutos presenciando como un tipo que a ratos se antoja bobo (¿acaso es creíble alguna de las mentiras que le suelta la niña?) y que tampoco tiene demasiado carisma tira por la borda su vida por encapricharse de una niña, me resulta un bagaje un tanto escaso. ¿Catedrático en literatura francesa, dicen?