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España España · Málaga
Voto de Kaori:
3
Serie de TV. Drama Miniserie de TV (2016). 4 episodios. Una adaptación de "Raíces" de Alex Haley, que relata la historia de un esclavo africano vendido a Estados Unidos y sus descendientes. (FILMAFFINITY)
11 de febrero de 2017
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las historias feas no pasan de moda y, por supuesto, la esclavitud es un caldo de cultivo idóneo para alumbrar una ficción lo bastante dramática y trágica, en sintonía con lo que le hace sentir bien al espectador.

Porque se me ha ocurrido que, efectivamente, las personas disfrutamos (disfrutan) con el sufrimiento ajeno. Y no es por maldad, sino por una especie de lloro compartido, de golpear de pecho, de disculpa generalizada en la que nos sintamos bien con nosotros mismos al pensar «yo no soy tan malo como ese blanco que mata negros y cómo me compadezco de tantas desgracias». Así somos felices. Nuestra conciencia queda a salvo de la barbarie que vemos reflejada en la pantalla y estamos en paz con nuestra alma y nuestro modo de vida al crearnos la falsa sensación de denuncia moral que nos ofrece.

«Raíces» es otra historia de esclavos que sufren mucho y de blancos sádicos y psicópatas que los hacen sufrir. Esto puede ser aceptable como panfleto, como exorcismo patriótico norteamericano o como oda a tus antepasados de la que nadie pida veracidad, pero si ninguna de estas tres opciones te interesa, entonces «Raíces» te resultará anodina, intrascendente y de poco entretenimiento. A fin de cuentas, la vida de Kunta Kinte y sus descendientes en realidad no tiene demasiado condimento, porque todo consiste en a ver cuánto sufrimiento aguantan y qué perrerías le harán sus amos blancos. Ni un mísero discurso sobre la ideología sureña, sobre la visión esclavista y antiesclavista, sobre la economía que la sustentaba, sobre las diferencias dentro de los esclavos y dentro de los amos; nada sobre rencillas en la población negra. Buenos y malos, así de fácil es la historia hoy en día. De esta manera, sin ir más allá, el espectador no tiene que hacerse preguntas, no tiene que ni siquiera pararse a pensar en el porqué, en el cómo, en el qué. Esto, como ya dije en una crítica anterior, supondría para quien lanza el discurso y para quien lo recibe una justificación, un acto de comprensión, aun sin estar de acuerdo, de un fenómeno sobre el que no se debe pensar excepto para redundar en lo malo que es.

Lo más interesante es, de lejos, la historia del nieto de Kunta Kinte gracias a la aparición del mejor personaje de toda la serie: el irlandés Tom Lea interpretado por un magnífico Jonathan Rhys Meyers. No, no me puede la pasión por este actor; es que simplemente ese personaje es el que tiene más matices, más luces y sombras, más relevancia y profundidad. A veces incluso llega a caerte bien, o al menos crees que puede caerte bien, que ya es mucho. Así que, de verdad, ponte el capítulo tres. Antes viene un resumen con el que ya te enterarás de lo que ha pasado y de ahí puedes engancharte sin dificultad. Luego, si quieres, ves el principio del cuarto para cerrar la historia y «Raíces» está despachada.

Hacedme caso.
Kaori
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