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Voto de Antonio Trapero :
6
Comedia. Fantástico Desde su llegada a la Tierra procedente del planeta Chitón, la vida de Juan López no ha sido fácil. Con superpoderes es difícil no destacar. Poder volar, leer la mente, tener supervisión o detener un convoy del metro para que no descarrile… y regresar luego a la oficina, esforzándose en ser un tipo normal, no ha sido nada sencillo para él. O quizás sí, porque Juan no necesita más que su cruasán matinal para ser feliz… Sin embargo, algo ... [+]
28 de marzo de 2019
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Superlópez fue el culpable de mi amor por los cómics. Contaba yo con 8 años cuando mi madre me regaló un tomo deluxe de los de ediciones B. Esos que contenían 4 aventuras completas. El país de los ciegos y tal. Fue uno de los regalos más bonitos que me han hecho nunca. Principios de los 90.Para mi Juan López siempre es y será los veranos en los que lograba sacar algo de pasta para comprar otro tomillo en rústica comprándolo en el quiosco playero donde veraneabamos. En un lugar de costa que se llama Alcocebre.
La película no es tan mala. Pero adolece de eliminar algunos personajes principales, de la falta de carisma de Dani Rovira (traiciona por entero al personaje, para nada ese es el Superlópez de los tebeos, Juan López es lo que vendrían llamando a día de hoy un cuñao) y, digámoslo claro, de que nuestro tiempo no es el tiempo del personaje. Ya no nos queda un ápice de infancia en el cuerpo. No quedan bien en estos tiempos de móvil y sobaquillo las aventuras de Juan. Y no es que el mundo--gilipolleces tecnológicas aparte--haya cambiado tanto. Pero esto ya no es como antes. Ya no nos hacen gracia las mismas cosas que ayer. Y el humor se ha vuelto más cáustico y terminal. Y como digo Superlópez es infancia. Ni los niños tienen ya ese deje. Como quieren que lo tengamos los adultos.
Es el mismo problema que no resuelven con la saga Mortadelo.
Porque un tebeo no es un cómic. Un tebeo no quiere que pienses. Quiere que te diviertas. Y hasta eso hemos olvidado.
Decía Nietzsche que sin crueldad no hay fiesta y aquí se repite esa máxima.
Para mí Superlópez seguirá siendo eso. Veraneo. Descansar. Y saber que no hay problemas en el mundo.
Y eso está película no lo ofrece.
Loable, mientras tanto, el intento de Caldera. Otra vez será. Con Anacleto lo logró. Pero para mi Vázquez nunca fue Jan.
Antonio Trapero
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