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Voto de Jark Prongo:
7
Comedia Patrick Fugit es Bickford, el clásico friki con la misma vida sexual que un ficus. Es un joven asocial y misántropo que prefiere esconderse del animado mundo universitario y dedicarse a escribir la "Teoría sobre el Todo", un libro de ideas geniales y diversas teorías filosóficas sobre la vida en general. Un buen día, Sarah, una sexy, fumeta y ninfómana chica del campus, le roba el libro y descubre que sus ideas pueden provocar orgasmos ... [+]
16 de noviembre de 2009
31 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que llegué a esta película por completismo geek de cara al llamado ¨cine adolescente¨, género del que soy fan absoluto, resultando ser luego un notable film que en forma si puede ser adscrito a dicho género, pero que presenta un fondo con múltiples lecturas, guiños y referencias. La historia podría ser descrita con el consabido y arquetípico ¨chico conoce chica y pasan cosas¨, pero es mucho más que este lugar común: una reflexión acerca del origen y propagación de las ideas, un homenaje al pensamiento, una alabanza a la importancia que tiene la actitud en todas las facetas vitales y una concatenación de gags visuales y sketches narrativos muy interesante. Lo malo, como de costumbre en este país de chirigota y misa de doce, la sustitución del título (Bickford Shmeckler's Cool Ideas) por el horrísono Superfrikis.

En el reparto, encabezado por el muy competente Patrick Fugit (que también tiene la muy meritoria Wristcutters en su currículo) y la por aquí desconocida Olivia Wilde (moza harto azotable), destaca la reunión de secundarios ilustres del cine y la televisión que coinciden aquí: Mathew Lillard, John Cho, Clark Gregg, Cheryl Hines y algún otro que se me escapa. ¡¡Joder, si hasta el director hace un cameo a lomos de una silla de ruedas en un sketch amérrimo!! En cuanto a las referencias, veladas o no, las tenemos a espuertas, y siempre insertadas con coherencia y pleno sentido: Bergman, la contracultura, la difusión de panfletos subversivos, conceptos físicos, Descartes, la ¨dronja¨... y luego los subtextos acerca de la enfermedad mental, tratada de modo dual (serio, con mención al haloperidol y el litio incluida, y de forma tuna, con el Lillard con sombreros a lo bol de enslada con espejos), la mercantilización de las ideas y el pensamiento (¿conocerá Scott Lew el situacionismo?) y la obtención de lo que realmente importa en la vida, la diversión. Esto último, como brillante corolario que deja de lado la perogrullada fácil.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jark Prongo
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