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España España · Tromaville
Voto de Erizio:
8
Drama Kyoko es una artista de prestigio, joven y bella, que mantiene una sádica relación con su asistente... hasta que alguien grita “¡corten!”, y la personalidad de la protagonista se escinde en varias capas de delirio. Sion Sono relee el género del roman porno, usándolo como vehículo para pergeñar un alucinante manifiesto sobre la situación de la mujer en la sociedad japonesa. (FILMAFFINITY)
28 de junio de 2017
27 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Antiporno' de Sion Sono es un experimento audiovisual tan recomendable como enervante. Una bofetada cargada de toda la mala hostia que lleva el director dentro, una pesadilla desquiciada que nos muestra de una forma muy particular como sólo pueden hacer unos pocos (Sono, Miike, Tsukamoto...) una crítica brutal a la posición de la mujer en la sociedad japonesa, especialmente en lo que a tema sexual se refiere.

Y todo esto dentro de lo que supuestamente era un encargo para homenajear el pinku eiga (soft porn más o menos) por parte de la Nikkatsu, que querían así revitalizar un poco un género que era bastante visto en Japón y así ganar panoja llamando a algún director de renombre y dejándole total libertad salvo por que tenían que meter cada X tiempo una escena de sexo (obviamente). Pero se ve que a Sono esto del pinku eiga y cómo trata a la mujer no le mola mucho y sí, más o menos cada X tiempo hay una escena de sexo, pero el cómo están tratadas y la combinación en el resto es un vómito de lava en el género, en la productora y en sus ancestros.

Un montaje frenético y conscientemente confuso en el que nunca estás del todo seguro si el personaje está en la realidad, en una pesadilla o recordando un trauma, unas interpretaciones al borde del colapso con unos monólogos cargados de espumarajos de rabia, unos decorados chillones y algunas situaciones surrealistas se combinan en un cóctel molotov representando la mente a punto de resquebrajarse de una actriz del género que tan pronto te puede provocar una risa incómoda, como una carcajada y al minuto siguiente dejarte picueto, totalmente indignado y finalmente agotado.

75 minutos después, si te dejas llevar, te habrá marcado. Personalmente, salí muy inquieto y enervadísimo, sabiendo que me había gustado pero que es todo un desquite necesario.
Erizio
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