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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
8
Thriller Louis Schneider es un policía a quien la suerte parece haber abandonado. Sus dificultades para encontrar a un asesino en serie lo están poniendo en serios aprietos ante el arrogante inspector Kovalski, actual estrella del departamento de homicidios. Años atrás Scheneider alcanzó la fama después de arrestar al peligroso Louis Subra, el cual, fingiendo haberse redimido en la cárcel, va a ser puesto en libertad. Sin embargo, todo parece ... [+]
24 de septiembre de 2009
31 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Su prólogo es una declaración de intenciones rotunda y contundente: rodado en un fabuloso blanco y negro, en una conversa de apenas cuatro líneas, observamos como un personaje autodestructivo y sombrío se planta ante nosotros de un zarpazo, dando a entender que nada le detendrá y que, no sólo eso, sino además los remilgos no son lo suyo.

De este modo, Marchal que ya debutara con la fallida "36 Quai des orfèvres" demuestra en ésta "MR 73" que ha mejorado muchísimo, manejando a la perfección los espacios y leyendo sin despeinarse un guión del que se pueden extraer muchas lecturas pero que bajo la soberbia batuta de Marchal nos transporta a una historia sobria, oscura y desesperanzadora a más no poder, además de conferirle un pulso narrativo tremendo, que da a cada pausa y a cada instante una importancia vital, transformando los tiempos muertos en inteligentes Flashbacks que, a su modo, funcionan como eje narrativo y nos transportan a los rasgos y conflictos internos de sus protagonistas, y haciendo del montaje paralelo una poderosa arma sobre la que montar dos relatos sin que ninguno de ellos se resienta y construir un clímax prácticamente apoteósico.

El francés, empleando un retrato sobre dos personajes que parecen haber perdido hasta el último resquicio de esperanza y que, abordados cada uno por sus recuerdos, se ven abocados a un universo propio de amargor, aprovecha también para trazar un retrato gris sobre el cuerpo policial y su fuero interno, pero quedando éste en un mero cimiento para sustentar dos historias tan trágicas y desoladoras que, una vez llegado al final del viaje, uno no puede más que hundirse debido a esa emoción contenida durante todo el film, que a su término estalla gracias a una conclusión triste éste peliculón que, entre dejes del cine negro más puro y momentos del policial más compacto, teje una telaraña de la que es muy difícil salir, y de la que uno pide a gritos escapar para no ahogarse, como sus protagonistas.


"-Cree en Dios, doctora
-Sino, yo no estaría aquí
-Dios es un hijo de puta, y un día lo mataré"
Grandine
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